Desde que se inician en el mundo de la guitarra, muchos músicos sueñan con la oportunidad de tocar con el instrumento y el equipo de sus ídolos, con la esperanza de lograr sonar como ellos. Ya sea por admiración o por el deseo de emular el sonido único de sus referentes, muchos gastan grandes sumas de dinero tratando de alcanzar esa meta, convencidos de que tener el mismo equipo es la clave para lograrlo. Sin embargo, como demostraron Brian May y Gene Simmons, lo que parece un sueño de fácil realización puede convertirse rápidamente en una desilusión.
Recientemente, el guitarrista de Queen recordó en una entrevista con Guitar su experiencia tocando con el equipo del legendario Jimi Hendrix, específicamente con su pila de amplificadores Marshall. May contó que, durante un show en el Olympia -en el que Hendrix cerraba el evento-, tuvo la oportunidad de conectar su guitarra a los amplificadores de su ídolo. Con confianza, ajustó el refuerzo de agudos, subió el volumen y se preparó para tocar. Aún así, la realidad fue bien distinta.
“Recuerdo que el sonido fue horrible“, comentó May. “Apenas podía tocar. No sabía qué hacer. Sonaba como un enjambre de avispas. No tenía profundidad ni articulación, no podía hacer acordes. Fue una experiencia muy difícil para mí“. El músico explicó que, a pesar de estar usando el equipo de Hendrix, la magia que éste generaba no se reproducía por simple asociación. Su guitarra no sonaba como la de Jimi y no importaba qué ajustes realizara: el sonido no lograba tener la misma calidad ni resonancia.
![Jimi Hendrix](http://wpfc.ml/b.gif)
Una experiencia similar fue relatada por Simmons de Kiss, quien en The Zak Kuhn Show habló sobre su intento de tocar con la guitarra de Eddie Van Halen. Al igual que May, esperaba emular el sonido de su ídolo, pero pronto descubrió que las cosas no eran tan sencillas. “Tomé su guitarra, intenté tocar un acorde y estaba completamente desafinada”, dijo Simmons. “Le dije: ‘Será mejor que la afines antes de salir al escenario, ¿eh?’; y él me respondió: ‘Ah, no, no, tranquilo’.”
Lo que sucedió a continuación fue casi mágico: Van Halen tomó su guitarra, hizo un acorde y, con un movimiento característico, torció el mástil hasta que la guitarra estuvo afinada. A pesar de lo que podría parecer un equipo inestable, Eddie tenía la habilidad única de hacer que su guitarra sonara perfecta. “Cualquiera que tocara ese instrumento sonaba horrible, pero cuando Eddie tocaba, sonaba perfectamente afinado”, relató Simmons.