El día que Eric Clapton casi muere por su adicción es un capítulo oscuro en su vida. En la década de 1970, Clapton estaba en la cúspide de su carrera, pero también en su punto más bajo a nivel personal, debido a una adicción paralizante a la heroína, el alcohol y otras sustancias.
“No sé cómo sobreviví, especialmente en los 70. Hubo un momento en que me trasladaron al hospital en St. Paul [Minnesota] y aparentemente me estaba muriendo“, admitió en una entrevista con Classic Rock en 2017. “Tenía tres úlceras y una de ellas estaba sangrando. Bebía tres botellas de brandy y tomaba puñados de codeína y estuve muy cerca de irme”, confesó.
Durante una presentación en el Rainbow Theatre de Londres en 1973, organizado por Pete Townshend de The Who como parte de un esfuerzo para salvar a Clapton, quedó claro que la situación del músico era crítica. A pesar de haber sobrevivido a esa etapa, la adicción seguía controlando su vida.
Fue solo después de varios intentos de rehabilitación que Clapton alcanzó la sobriedad completa a mediados de los años 80. Este proceso de recuperación le permitió no solo salvar su vida, sino también revitalizar su carrera musical, logrando algunos de sus mayores éxitos en años posteriores.
“La presencia de la música en mi vida siempre ha sido el elemento de salvación“, escribió Clapton en su autobiografía del 2007 sobre cómo logró superar su adicción (vía Far Out Magazine). “No necesariamente tocarla, sino el simple hecho de ser consciente de ella, escucharla, me ha mantenido en movimiento”.