La carrera de The Cure comenzó formalmente en 1979 con el lanzamiento de Three Imaginary Boys, un álbum que contenía las primeras composiciones de Robert Smith y que los instaló en la escena new wave y alternativa de Reino Unido. Si bien esta fue su puerta de entrada a la industria y luego se reeditaría en Estados Unidos con nuevas canciones como “Boys Don’t Cry”, Smith lo considera el “peor” de todos los discos de la banda.
Un disco sin control
En una entrevista con Rolling Stone, el cantante habló de la grabación y producción del disco y recordó algunos aspectos con amargura:
“Obviamente, son mis canciones y yo canté, pero no tuve control sobre ningún otro aspecto: la producción, la elección de las canciones, el orden y el arte de tapa. Fue todo hecho por [el productor Chris] Parry sin mi consentimiento. E incluso siendo joven, me enojé mucho. Yo había soñado con hacer un disco y de pronto lo estábamos haciendo, y mi punto de vista no estaba siendo tomado en cuenta. Desde ese día decidí que siempre íbamos a pagarlo nosotros y así tener el control total”.
Sobre las canciones que componen este álbum de The Cure agregó: “Escribí canciones para el primer disco por dos o tres años. Compuse ’10:15 Saturday Night’ y ‘Killing an Arab’ cuando tenía 16 años y grabamos el disco cuando tenía 18, así que no estaba convencido del todo con algunas canciones”.
Y agregó: “Las pop como ‘Boys Don’t Cry’ son inocentes hasta el punto de la locura. Pero considerando la edad que tenía y que no había hecho nada más que ir a la escuela -ninguna experiencia de la vida real, todo lo sacaba de libros- muchas de ellas son bastante buenas“.