En algún punto de su carrera, los Beatles tuvieron una relación cercana con las drogas. De hecho, fue el propio Bob Dylan quien llevó a sus colegas ingleses a probar la marihuana. Sin embargo, después de dar su primer paso en el mundo de las drogas, John Lennon, Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison fueron más profundo en el tema y empezaron a consumir LSD, lo cual se tradujo en una nueva experimentación en la música.
El uso del LSD unió como nunca antes a Lennon y a Harrison, quienes se introducían en espacios psicodélicos que luego trasladaban a su arte. Pero no solo eso, sino que el violero sostenía que, al drogarse, el ego de John disminuía considerablemente. “Recibí un mensaje cuando estaba bajo los efectos del ácido que decía que debía destruir su ego y lo hice”, comentó en alguna oportunidad Harrison.
El disco de Lennon que “despertó” a Harrison
Tiempo después, cuando los Fab Four decidieron tomar caminos separados, el guitarrista reconoció que no se había dado cuenta de la verdadera magnitud de los desafíos mentales de Lennon hasta 1970, cuando editó John Lennon/Plastic Ono Band, en el que aborda muchas de sus experiencias pasadas. “De niño, no pensaba: ‘Bueno, es porque su padre se fue de casa y su madre murió’, lo que en realidad probablemente dejó una cicatriz increíble”, dijo (vía Far Out Magazine).
Harrison relacionó la obra de Lennon con la terapia primal, desarrollada por el psicólogo estadounidense Arthur Janov, la cual afirma que la neurosis es causada por los dolores reprimidos resultado de los traumas de la infancia. “No fue hasta que hizo ese álbum sobre Janov que me di cuenta de que estaba aún más arruinado de lo que pensaba”, afirmó.