Songs for the Deaf es considerado el disco definitivo de Queens of the Stone Age y uno de los más claves del género stoner rock. Esto se debe, en parte, a sus riffs memorables como el de “No One Knows”, a las colaboraciones con artistas como Alain Johannes, Paz Lenchantin y Dave Grohl (quien por aquel entonces era parte de la banda y fue el baterista de todo el LP) y una narrativa que llevaba al oyente en un viaje a través del desierto de California, desde Los Ángeles hasta Joshua Tree. Sin embargo, el propio líder del conjunto, Josh Homme, confesó no haber disfrutado el proceso de creación de esa obra.
En una entrevista con Classic Rock en 2005, Homme se sentó a hablar sobre el lanzamiento del cuarto álbum de estudio de QOTSA, Lullabies to Paralyze. En aquella oportunidad, abrió su corazón con respecto a Songs for the Deaf y explicó su incomodidad en torno al proyecto. “Creo que este es el disco más colaborativo que hice en mi carrera, incluso a pesar de The Desert Sessions. Songs For The Deaf lo hice prácticamente solo, y esa experiencia no fue buena para mí porque fue como estar solo”.

“Trabajamos con alguien externo al grupo en Songs for the Deaf, y lo primero que dijo fue: ‘Quiero estudiar tu onda y luego puedo perfeccionarla’. Y yo pensé... ¡carajos! Así que después de que lo despidieran, todo se centró en intentar volver a donde estábamos originalmente”, agregó Homme. Acto seguido, hizo referencia a su papel dentro de la banda y admitió que muchas veces le toca hacer el trabajo sucio.
“Creo que la gente tiene la percepción de que dirijo el barco como un general nazi, y que ese es el papel más importante. Pero no es así. Somos toda una familia de artistas que incluye a Chris Goss, [Dean] Ween y Alain Johannes. Y mi papel incluye muchas de las cosas que apestan. Tenemos un dicho en la banda: ‘Te despides a ti mismo, pero yo te lo digo'", contó.