Bob Dylan es uno de los grandes cantautores de todos los tiempos. A lo largo de su carrera, no solo revolucionó el folk y el rock con su lírica, sino que también se convirtió en un artista respetado por sus colegas. Aunque el músico nunca fue conocido por tener una voz tradicionalmente melódica, tuvo la capacidad de reconocer en otros aquello que realmente importaba: la autenticidad, la capacidad de interpretar una canción y la conexión emocional con el público. Por eso, sus palabras sobre ciertos cantantes suelen ser tomadas como un elogio con un gran peso.
Entre todos los colegas que Dylan admiró, hubo uno que lo marcó de manera especial: Johnny Cash, la leyenda rockabilly que enamoraba con su presencia en el escenario y su voz profunda, tranquila y de bajo-barítono. En su autobiografía Chronicles: Volume One, Dylan elogió a su compatriota al afirmar que "sonaba como si estuviera al borde del abismo". Acto seguido, agregó: "La voz de Johnny era tan potente que hacía que el mundo se empequeñeciera".

Esta no fue la única vez que Dylan le tiró flores a Cash, ya que en el mismo libro Bob habló sobre una de las creaciones de Johnny, “I Walk the Line”, y la definió como de las mejores de la historia. "Siempre consideré a 'I Walk the Line' como una de las mejores, una de las más misteriosas y revolucionarias de todos los tiempos, una canción que ataca en tus puntos más vulnerables, palabras afiladas de un maestro", escribió.
De igual modo, cuando Cash falleció en 2003, Dylan le dedicó un sentido obituario en la revista Rolling Stone, en el que expresó la magnitud de su legado y trayectoria. "En términos simples, Johnny fue y es la Estrella del Norte; podías guiar tu barco por él, el más grande de los grandes, entonces y ahora”, declaró en aquel entonces.