Phil Collins es, desde hace ya varias décadas, una de las figuras más reconocibles del pop y el rock. Primero con Genesis y luego con una carrera en solitario que lo llevó a vender más de 100 millones de discos, el británico logró alcanzar un nivel de fama mundial que pocos artistas consiguen. Sus canciones sonaban en todas partes, sus videoclips se reproducían de manera constante en MTV y su rostro se volvió sinónimo de éxito en los años 80. Sin embargo, el músico reconoció en una entrevista que esa popularidad abrumadora también le generaba un cierto desgaste y que, en ocasiones, hubiera preferido otro tipo de trayectoria artística.

En una entrevista con David Sheff, el nacido en Londres habló sobre su relación con la fama y sorprendió al confesar que le hubiera gustado estar en el lugar de David Byrne, el otrora líder de Talking Heads. Al ser consultado por su capacidad para conectar con el oyente promedio, el cantautor y baterista comentó: “No sé si con el público promedio, pero sí parece que la gente se identifica. Hay una tendencia a ser cínicos con la popularidad, como si apelaras al mínimo común denominador, que es otra forma de decir basura. Es una actitud insultante, un insulto al público”.

Ojalá fuera David Byrne, con este pequeño y unido grupo de fans. Les caería bien a los críticos. En cambio, me tomaron menos en serio porque fui más popular; me dejaron de lado como una especie de Barry Manilow. Me resulta frustrante". Claramente, Collins hacía referencia a la diferencia entre la masividad de su propia carrera y el reconocimiento crítico que recibía Byrne. Mientras que él era un artista constantemente asociado a los grandes éxitos comerciales, con canciones como “In the Air Tonight”, “Sussudio” o “You Can’t Hurry Love” en su repertorio, veía en Talking Heads una libertad artística y un prestigio que muchas veces sentía que le eran negados.

Talking Heads - Burning Down the House (Official Video)
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