Cuando se piensa en Pink Floyd, rápidamente se asocia con géneros como el rock progresivo, el psicodélico y el experimental, pero nunca con el punk. Sin embargo, dentro de la amplia discografía de la banda, hay un proyecto al que el mismísimo David Gilmour denominó “punk”.
El álbum en cuestión es Animals, el décimo LP del conjunto británico que salió a la venta en 1977 y que se centra en las condiciones sociopolíticas de la Gran Bretaña de mediados de esa década. Para él, Roger Waters se inspiró en la novela de George Orwell publicada en 1945, Rebelión en la granja.
Más allá del estilo musical que se imprimió en el disco, Gilmour pensó que esta versión de Pink Floyd tenía más en común con lo que estaba sucediendo en la calle. Según recuerda Far Out Magazine, en una entrevista comentó: “Realmente me gusta. Creo que estaba ligeramente influenciado por la era punk, por así decirlo: el álbum punk de Pink Floyd”.
“Ciertamente fue un poco más agresivo que algunos de los otros que habíamos hecho anteriormente. Pero es un buen álbum para mí, me gusta mucho”, agregó el veterano guitarrista inglés.
Lo más curioso de todo es que, a pesar de unirse a la crítica social, Pink Floyd era un objetivo obvio de críticas para los músicos punk, en particular Johnny Rotten de los Sex Pistols, que vestía una camiseta de la banda en la que estaban escritas con tinta las palabras “Odio”.