El 11 de abril de 1970, mientras millones de personas seguían por televisión el lanzamiento del Apolo XIII hacia la Luna, otra hazaña se gestaba en los Estados Unidos, específicamente en la ciudad de Nueva York: Sandro se convertía en el primer artista latinoamericano en presentarse en el mítico Madison Square Garden. Con tan solo 24 años, Roberto Sánchez Ocampo -el "Gitano" de Valentín Alsina- hacía historia en uno de los venues más emblemáticos del mundo.
Más que un recital
En plena cima de su popularidad, Sandro ya había recorrido América Latina con giras masivas y había cosechado discos de oro con LPs como Sandro de América y La magia de Sandro. Pero lo que ocurrió en la Gran Manzana fue, no solo para él sino para toda la música latina, mucho más que un recital: fue la consagración de un artista que rompió fronteras y prejuicios.
Las dos funciones que Sandro dio allí fueron presentadas por Cacho Fontana, quien lo introdujo con palabras que quedaron grabadas para siempre en la historia. "Asistiremos al primer recital en vía satélite que brinda un cantante en el mundo y corresponde a América el punto de partida en este tipo de espectáculos… con ustedes, Sandro", expresó la celebridad argentina.
La transmisión llegó a 14 países y fue seguida por 250 millones de personas, convirtiéndose en la primera en su tipo para un show de ese estilo. En la Argentina, Canal 9 llevó en vivo la presentación, mientras Canal 13 transmitía la misión espacial de la NASA. Sobre el escenario, Sandro desplegó todo su repertorio: "Tengo", "Una chica y una guitarra", "Rosa rosa", "Porque yo te amo", y hasta presentó dos temas: "Se te nota" y "Te quiero tanto, amada mía".

Entre el amor y el desprecio
El público deliró con gritos, desmayos, corridas hacia el escenario y hasta choques con la policía en el segundo show. La prensa terminó bautizando a Sandro como "Mr. Madison". Si en Nueva York era comparado con Tom Jones, en la Argentina buena parte del establishment del rock lo despreciaba. "La envidia y el prejuicio rocker se despertó ante semejante éxito internacional", diría años más tarde el periodista Bobby Flores. Para el público, en cambio, Sandro era inalcanzable.
El 13 de abril regresó a Ezeiza, donde miles de fans lo recibieron como un héroe. En el hall central improvisó una conferencia de prensa antes de escapar por una salida lateral, desbordado por la multitud. "No creo ser un ídolo. Cuando pasen 30 años quizás lo sepa. Ahora solo soy un cantante de moda. El público es el que decide", declaró.