En la historia del rock sobreabundan las rivalidades, las comparaciones y las declaraciones cruzadas entre bandas que marcaron a generaciones enteras. Guns N’ Roses y U2 son dos de esos grupos que, a pesar de haber sido de los más influyentes de finales de los '80 y principios de los '90, representaban mundos completamente distintos: mientras los de Los Ángeles se caracterizaban por el exceso, la crudeza y el caos sobre el escenario, los irlandeses apostaban por un rock más elaborado, cargado de mensajes políticos.
Esa aparente distancia entre ambos conjuntos fácilmente podría llevar a cualquier persona a pensar que Axl Rose, el siempre desafiante líder de GNR, poco podría tener en común con Bono y los suyos. Sin embargo, la realidad fue muy distinta. En una entrevista para el medio Hit Parader a comienzos de los 90, Rose sorprendió al confesar una admiración profunda por U2, al punto de reconocer que asistía a todos los conciertos que podía.
Al ser consultado por aquellas bandas y artistas que escuchaba en su tiempo libre, Rose confesó:
“Bueno, Jane's Addiction era mi banda y se separaron. La verdad es que no tengo la oportunidad de ver a muchas bandas en vivo porque es demasiado frenético. Pero me encanta U2 y sus conciertos en estadios. Fui a todos los conciertos que pude. Y justo estaba escuchando el álbum de Mr. Bungle, y aunque tenemos una especie de relación de amor-odio con Faith No More, me gusta mucho. También estuve escuchando muchas cosas raras: Roger Waters, Jimmy Scott, Lyle Lovett, Nine Inch Nails, Alice In Chains... mis gustos son muy variados”.
La confesión de Axl se produjo en pleno auge de la gira "Zoo TV", con la que U2 presentaba su aclamado álbum Achtung Baby de 1991. El tour fue todo un hito en términos de producción, con pantallas gigantes, mensajes proyectados en tiempo real y una escenografía futurista que rompía con los estándares de la época.