Todas las bandas de larga trayectoria han vivido momentos tensos en algún momento y, por supuesto, Black Sabbath no fue la excepción. Durante 1977, cuando se disponían a comenzar con las grabaciones de Never Say Die!, las tensiones entre los miembros se hicieron insostenibles, por lo que Ozzy Osbourne decidió dejar la banda.
Como consecuencia, Dave Walker -quien supo formar parte de Savoy Brown y Fleetwood Mac- fue elegido para reemplazar al príncipe de las tinieblas, aunque su aventura no duró demasiado. Repentinamente, Osbourne optó por regresar, pero todo seguía siendo un caos, ya que él, Tony Iommi, Bill Ward y Geezer Butler habían caído en el consumo de drogas y alcohol.
Iommi declaró:
“Tres días antes de que tuviéramos que entrar al estudio, Ozzy quiso volver a la banda. No cantaba nada de lo que habíamos escrito con el otro chico (Walker), así que fue muy difícil. Entramos al estudio básicamente sin canciones. Escribíamos por la mañana para poder ensayar y grabar por la noche. Era muy difícil, como una cinta transportadora, porque no podías tener tiempo para reflexionar sobre las cosas. ‘¿Está bien? ¿Está funcionando correctamente?’ Me resultó muy difícil pensar en las ideas y juntarlas tan rápido. Llevó bastante tiempo. Estábamos muy drogados, consumiendo mucha droga. Íbamos a las sesiones y teníamos que hacer las maletas porque habíamos consumido demasiado, teníamos que parar. Nadie podía hacer nada bien, estábamos por todas partes, todo el mundo tocaba algo diferente. Volvíamos a dormir y lo intentábamos de nuevo al día siguiente”.
El peor disco para Ozzy
Después de tantas peleas y complicaciones, la grabación de Never Say Die! quedó como un mal recuerdo. De hecho, el propio Ozzy calificó el LP como “el peor trabajo en el que participé. Me avergüenzo de ese álbum. Creo que es repugnante“.
Además, en sus memorias I Am Ozzy, comentó: “Nadie habló realmente de lo que había sucedido. Simplemente aparecí en el estudio un día –creo que Bill había estado tratando de actuar como pacificador por teléfono– y ese fue el final. Pero era obvio que las cosas habían cambiado, especialmente entre Tony y yo”.
En una conversación con Kory Grow, el frontman inglés dijo sobre el estado mental colectivo de la banda: “Éramos solo un grupo de tipos ahogándonos en el maldito océano. No nos llevábamos bien entre nosotros y estábamos todos jodidos por las drogas y el alcohol”.