La música, con su capacidad única para trascender fronteras y culturas, yace en el corazón de todas las civilizaciones. Es un lenguaje universal que conecta a las personas más allá de su idioma o nacionalidad, inspira emociones y acompaña los momentos más significativos de la vida. Sin embargo, su alcance no se limita a la Tierra, ya que en 1965 la música rompió fronteras literalmente al abandonar este planeta.
El 16 de diciembre de 1965, los astronautas de la NASA Walter “Wally” Schirra Jr. y Thomas P. Stafford protagonizaron un momento histórico durante la misión Gemini VI-A al interpretar la primera pieza musical en el espacio. Poco antes de reingresar a la atmósfera terrestre, sorprendieron a la base en Houston y a los tripulantes de la misión al tocar “Jingle Bells” con instrumentos que habían llevado escondidos. Schirra tocó la armónica, mientras Stafford lo acompañó con cascabeles.
Eso no fue todo, ya que el acto fue precedido por una broma. Schirra comunicó que veían un objeto en órbita polar, insinuando la llegada de Papá Noel, y después comenzaron a interpretar la canción. Los instrumentos, que incluían modificaciones como hilo dental y velcro para evitar que flotaran en la ingravidez, ahora forman parte de la colección del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Smithsonian en Washington D.C. (Estados Unidos).