Desde sus inicios, el rock siempre fue un medio profundamente colaborativo. Durante décadas, los riffs de guitarra fueron elementos compartidos, circulando entre músicos para ser reinventados una y otra vez. Sin embargo, esa dinámica cambió en la década de 1970, cuando las bandas comenzaron a reclamar esos riffs como propiedad exclusiva, resguardándolos detrás de muros legales y generando millonarios ingresos.
Los orígenes en el blues
La herencia del blues en el rock es innegable. Figuras como Lead Belly, Blind Willie McTell y Ma Rainey desarrollaron sus carreras en un circuito underground donde las leyes de derechos de autor eran prácticamente inexistentes.
La línea entre una canción original y una versión era difusa: si un músico tocaba algo memorable, no tardaba en ser apropiado, modificado y reinterpretado por otros artistas. Uno de los nombres más representativos de esta tradición fue Robert Johnson.
Considerado por muchos como el padre del blues moderno, Johnson sorprendía con su habilidad con la guitarra y su técnica con el slide. Con “I Believe I’ll Dust My Broom”, inspirada en temas de The Sparks Brothers y Jack Kelly, Johnson creó una pieza que sería transformada por otros artistas.
¿Influencia o apropiación?
En 1952, Elmore James llevó “Dust My Broom” a las listas de éxitos de R&B con una versión electrificada y energética. Lo más distintivo de su interpretación fue el riff de guitarra que marcó un antes y un después, con un sonido marcado por el slide. Su versión se terminó convirtiendo en un fenómeno, influyendo a generaciones posteriores de guitarristas, aunque comenzaron a surgir interrogantes sobre la autoría de la canción. Si bien James llevó el tema a nuevos territorios con su riff eléctrico, también se basó en una estructura preexistente creada por Johnson.
La versión de James tomó tal trascendencia que allanó el camino para otros artistas como Arthur Crudup y Robert J. Lockwood, quienes grabaron variaciones inspiradas en su sonido. Más tarde el riff cruzó el Atlántico y encontró un hogar en el Reino Unido, donde influyó a guitarristas como Jeremy Spencer de Fleetwood Mac, quien incorporó el estilo de James en los primeros álbumes de la banda.
La historia de “Dust My Broom” es un reflejo de la evolución del rock, desde un espacio colaborativo hasta un modelo más individualista. Si bien Elmore James está acreditado como compositor, ya que cambió fragmentos de la letra y le agregó su toque en la guitarra, la estructura sigue siendo de Johnson. Tal vez no haya una respuesta definitiva sobre quién merece el crédito, pero el legado de ambos artistas sigue vivo al día de hoy.