Foo Fighters es una de las bandas de rock más convocantes e influyentes de la actualidad. Liderada por Dave Grohl, es responsable de algunos de los himnos fundamentales de nuestra época y se sostiene sobre el bastión del rock clásico, en un mundo en el que los géneros parecen desdibujarse.
Entre los discos más destacados de su carrera se cuentan There Is Nothing Left to Lose (1999), Echoes, Silence, Patience & Grace (2007) y Wasting Light (2011). Este último, además de contener grandes hits como “Walk”, “These Days” y “Rope”, tiene la particularidad de haber sido grabado de manera analógica.
En un momento de la música en el que la cinta había quedado como parte del pasado, Grohl y compañía decidieron apostar a una grabación a la vieja usanza, al mejor estilo casero y garage y enfrentarse así a los diferentes desafíos que este formato presenta.
El mismo año también estrenaron el documental Back and Forth, en el que recorrieron su historia desde el inicio hasta la creación del disco en cuestión. Allí repasaron las decisiones técnicas y estéticas de cada álbum, concentrándose en Wasting Light.
El baterista Taylor Hawkins habló de la experiencia de grabar Wasting Light y dijo: “Creo que es el disco más divertido que hice con la banda. No quiero volver a un estudio de grabación jamás. Llegas y dices: ‘¿Qué tenemos que hacer hoy?’. Y luego es como ‘Ok, no vas a necesitarme por tres o cuatro horas, así que me voy a andar en bici en las colinas por unas horas'”.