Close Menu
    Facebook X (Twitter) Instagram YouTube
    Facebook X (Twitter) Instagram
    Indie Hoy
    Comunidad
    • Música
      • Noticias
      • Recitales
      • Descubrir
      • Historias
      • Entrevistas
    • Cine y Series
      • Cine
      • Series
    • Agenda
    • Cultura
    • Comunidad
    Indie Hoy
    Comunidad
    Indie Ayer

    10 lugares claves de los años 2000: El comienzo de la noche del siglo XXI

    Durante la década del 2000, la noche porteña vivió un sacudón: nuevas restricciones, nuevos espacios, nuevas escenas y una generación de fiestas que mezcló géneros, públicos y formatos como nunca antes.
    De Bernardo Diman Menéndez05/08/2025
    El Mato a un Policía Motorizado en Tío Bizarro
    El Mató a un Policía Motorizado en Tío Bizarro, mayo 2009. Foto: Frida Stecher.

    Durante cuatro décadas, la noche argentina había sido parte activa del movimiento cultural: un espacio de juego, de encuentro y de tribus urbanas con espíritu lúdico. Pero ese pulso empezó a apagarse con la llegada del nuevo siglo. Entre 1999 y 2002, la industria cultural local se desplomó, arrastrada por la crisis económica. Las generaciones jóvenes se enfrentaron a un consumo creciente de drogas baratas y peligrosas —como el paco o la cocaína rebajada con kerosén—, además de una pandemia de alcoholismo infantil. Lo nocturno se volvió impersonal, los transeúntes nocturnos se atomizaron y los dueños de locales dejaron de estar interesados en que su negocio tenga mística.

    A comienzos del nuevo siglo, los DJs pasaron a ser las nuevas estrellas de la noche y a acumular seguidores. Ya no se iba a un lugar, sino que se seguía a quien estuviera en las bandejas. La escena electrónica creció con fuerza, entre raves, fiestas privadas en casas de zona norte o en garajes del microcentro, éxtasis, agua mineral y festivales como Moonpark y Creamfields.

    Flyers de la Fiesta Pop City.
    Flyers de la Fiesta Pop City, organizadas en el sótano del club Unione e Benevolenza.

    Pero hacia fines de 2001, el clima cambió. Las huelgas y los disturbios desembocaron en el caos social del recordado diciembre del 2001, la renuncia del presidente Fernando de la Rúa y la asunción de Carlos Duhalde en enero de 2002. La devaluación golpeó fuerte a los sectores medios y trabajadores y profundizó la pobreza económica.

    Mientras tanto, los “clubbers” seguían marchando por toda la ciudad, buscando espacios para bajar la fiebre de las pastillas. El microcentro albergaba espacios como El Panteón o K2, testigos de la nueva escena electrónica de afters, a los que se sumaron las fiestas en El Planetario. Con entradas que costaban entre tres y diez pesos, la devaluación había dejado precios más económicos y accesibles para la noche. También empezaban a verse los primeros teléfonos celulares, y con ellos, una nueva forma de habitar la noche: personas que, por primera vez, se buscaban en la pista mediante una llamada o un mensaje, sobre todo en los boliches inmensos e impersonales de la Costanera, donde reinaba la música electrónica.

    En la cultura rock, grandes nombres como Andrés Calamaro, Fito Páez, Charly García, Los Piojos, La Renga, El Otro Yo, Babasónicos y Leo García se mantuvieron firmes durante los primeros años de la década. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota dieron su show de despedida en la cancha de River a lo largo de dos fechas de abril de 2000 para más de 70 mil asistentes en total, y 45 mil unos meses más tarde presentando su disco Momo sampler en el Chateau Carreras de Córdoba.

    Con el correr de los años posteriores a la crisis de 2001, la lógica del “aguante” se volvió un código central para gran parte de una nueva generación sin aparente futuro. Esa actitud, heredada de la cultura futbolera y popular, empezó a permear también la noche porteña, donde las salidas se volvieron más intensas, menos estéticas y más viscerales. Mientras tanto, la música electrónica dominaba la escena con clubes descomunales, raves y fiestas que convertían cada fin de semana en una maratón. En 2004, Buenos Aires recibe su primer Personal Fest —con figuras como Morrissey, Primal Scream y Pet Shop Boys—, señal de una escena nocturna cada vez más internacionalizada.

    Festival Buen Día.
    Segunda edición del legendario festival Buen Día en las afueras del Planetario, diciembre 2008.

    Ese mismo año, la tragedia de Cromañón dejó una marca profunda. La muerte de 194 personas durante un recital de Callejeros, en un local del barrio de Once, expuso la desidia con que se manejaban muchos espacios: falta de controles, sobreventa, uso irresponsable de pirotecnia. El impacto fue inmediato: cierre masivo de locales, endurecimiento de normativas, desconfianza generalizada. El golpe afectó no solo al rock, sino a toda la vida nocturna. Muchos boliches no volvieron a abrir, y durante meses, las noches quedaron desiertas.

    A la sombra de las grandes discotecas, fue creciendo una escena joven que sostenía los ideales de la cultura rock, alimentada por los intercambios en la blogosfera sobre música, política y cultura. En ese caldo surgieron bandas —como El Mató a un Policía Motorizado, 107 Faunos, Michael Mike, Banda de Turistas, Valentín y los Volcanes, Viva Elástico, Los Reyes del Falsete, Prietto Viaja al Cosmos con Mariano y muchas otras más— y sellos como Laptra, Triple RRR y Estamos Felices, que abrieron un circuito alternativo de recitales en espacios como Salón Pueyrredón, Unione e Benevolenza, La Cigale, Pura Vida o Tío Bizarro, dando lugar al auge de la música independiente.

    Fue un momento de renovación para el rock argentino: las nuevas tecnologías facilitaron el acceso a la grabación y promovieron la conexión entre artistas a través de redes como Fotolog, MySpace o MSN. Palermo se consolidó como epicentro de la noche con festivales como El Buen Día y espacios como Niceto Club o el Roxy, atrayendo a miles desde distintos barrios y el conurbano. Según el libro Las mil y una noches de Cristina Civale y el testimonio de diferentes dueños de locales en conversación con Indie Hoy, estos fueron los diez espacios clave de la década.

    10. Club Kika

    Fiesta del sello Índice Virgen en Kika, diciembre 2008. Foto: Florencia Alvarado.

    Ubicado en Honduras al 5500, Club Kika se puso de moda a comienzos de los 2000, combinando rock y electrónica. Los viernes tocaba Romina Cohn, y las fiestas eran organizadas por Julio Fernández y el relacionista público Gaby Álvarez. La disco tenía una estética “almodovariana”: paredes rojas, sillones de cuero en el VIP, globos plateados, dos barras y un pequeño patio desde donde se podía ver la luna. Aunque su vínculo con el under y la contracultura fue breve, logró sobrevivir hasta el día de hoy.

    9. La Cigale

    La Cigale abrió sus puertas en agosto de 1998 en la calle 25 de Mayo, entre Córdoba y Viamonte, con la idea de crear un bar con espíritu parisino, impulsado por un grupo de socios argentinos, franceses y suizos. Su ambientación, obra del francés Ronnie, buscaba evocar la atmósfera innovadora de los bares de París, con una barra que rodeaba el salón y detalles cuidados como cortinados y luces tenues.

    Se destacó por ciclos como el de los jueves junto a la revista Los Inrockuptibles, curado por Lucila Yanquelevich, y "La Noche Francesa", que ofrecía gastronomía y música francesa, aunque más adelante se transformó en fiestas electrónicas. Por su escenario pasaron artistas clave de la escena alternativa como Jaime Sin Tierra, Miranda!, Palo Pandolfo, Pez, Adrián Paoletti y decenas más. En 2011, el bar se trasladó una cuadra, al 597 de la misma calle, donde aún permanece abierto conservando su impronta original.

    8. Confitería La Ideal

    La Confitería La Ideal.
    Confitería La Ideal en el 2000, antes de su remodelación. Foto: RG:MM.

    La Confitería La Ideal, un verdadero templo del té con masas, fue fundada por Manuel Rosendo Fernández en 1912, en la calle Suipacha al 380, en pleno Microcentro. Durante la primera década del siglo se transformó en sede de fiestas electrónicas y de música pop: mientras que en la planta baja sonaban hits retro, el primer piso era territorio del house, con DJ Tiberio como residente junto a figuras como Diego Cid y JP. Fue sede de fiestas multidisciplinarias donde convivían moda, cine y música, y parada obligada para los clubbers antes de seguir rumbo a Pacha o al after K2. Hoy sigue abierta, pero por decisión del dueño, solo se realizan eventos de tango.

    7. Salón Pueyrredón

    Loquero en Salón Pueyrredón, marzo 2006. Foto: Bukowskiana.

    Salón Pueyrredón se fundó en 1997 a partir de una comunidad de punks con filosofía anarquista que organizaban recitales y fiestas, y que además necesitaban un lugar donde vivir. Consiguieron primero un espacio entre las avenidas Pueyrredón y Córdoba, donde se escuchaba mucho punk inglés y mantenía una estética de objetos encontrados en la calle: sillones, mesas, luces, en una época en la que los cartoneros aún no eran tan comunes. El nombre buscaba sonar más formal, en contraste con su espíritu punk.

    Una de sus banderas era que las bandas no tuvieran que vender entradas para tocar: se establecía un acuerdo del 70% para los artistas y 30% para el lugar. En 2001 se mudaron a su sede actual, en Avenida Santa Fe al 4561, donde se hicieron populares las fiestas Pop de Salón, curadas por el DJ Diego Chamorro. Por sus escenarios pasaron artistas como NOFX, The Buzzcocks, El Mató a un Policía Motorizado y 2 Minutos. Hoy, 24 años después de aquella mudanza, el Salón sigue abierto en el mismo lugar.

    6. Bar Rodney

    Bar Rodney.
    Bar Rodney, espacio concurrido por la escena rockera en Chacarita.

    El Rodney comenzó como un almacén de ramos generales y en 1978 se transformó en bar ubicado justo frente al Cementerio de la Chacarita, en la esquina de Rodney y Jorge Newbery. Su decoración —velas, flores, candelabros de cristal, antiguas arañas y boiserie— le dio un aire cálido y algo fantasmal, junto a sus boxes interiores para seis personas y mesas en la vereda para aprovechar el aire libre.

    Inmortalizado por La Portuaria en la canción “El bar de la calle Rodney”, a comienzos de los 2000 se convirtió en punto de encuentro habitual para músicos de rock, pero el boca a boca lo fue abriendo a otros públicos ligados al arte. El uruguayo Gabriel Carámbula, vecino del barrio, era un habitué, y por su pequeño escenario pasaron artistas de todo tipo, incluidos nombres consagrados como Fito Páez. Allí también se filmó el videoclip de “Hoy no le temo a la muerte”, de La Portuaria junto a David Byrne. En 2013 fue declarado sitio de interés cultural por el Gobierno de la Ciudad, y aún hoy sigue funcionando en el mismo lugar.

    5. Pura Vida

    Los Reyes del Falsete en Pura Vida.
    Los Reyes del Falsete en Pura Vida, mayo 2011. Foto: Maxi Reptilia Gamboa.

    Ubicado en Diagonal 78 entre 8 y 61, en la ciudad de La Plata, Pura Vida inauguró en febrero de 2008, pero su historia arranca antes, en la localidad de Lobería, de donde es originario Diego Cabana, su fundador. Al mudarse a La Plata, alquiló una vieja escuela de danza y la transformó en una rockería llamada Pink Flamingo. En paralelo, fue conectando con la escena independiente local, que todavía lidiaba con las restricciones después de Cromañón, y escuchó de primera mano las dificultades que tenían los músicos para encontrar espacios donde tocar. Comenzó pasando sus demos en el local, hasta que decidió abrir un nuevo espacio con una consigna clara: “Los músicos no pagan para tocar y tienen el 100 % de la puerta”.

    La primera fecha fue a comienzos de 2008 con Atmosferia y Charlie's Jacket. En pocos meses, el lugar se convirtió en refugio clave de la movida under platense, con bandas como 107 Faunos, Los Reyes del Falsete, El Perrodiablo y Viva Elástico. Con el tiempo, Pura Vida se transformó en un núcleo de resistencia y expansión cultural, con hitos como las 500 fechas de El Mató a un Policía Motorizado, festivales en fechas clave como el 24 de marzo o el aniversario de la Noche de los Lápices, el regreso de Embajada Boliviana, el debut solista de Julio Moura, y la creación del escenario “Federico Moura”, ideado junto a Hernán Arsuaga. Tras el cierre obligado por la pandemia, Diego se retiró del proyecto y lo dejó en manos de nuevos dueños. Aún hoy, Pura Vida sigue funcionando en la misma dirección, como símbolo vivo del under platense.

    4. Tío Bizarro

    Rosario Bléfari en Tío Bizarro, 2011. Foto: Nat Motorizada.

    Ubicado en Carlos Pellegrini al 800, justo frente a la estación de trenes de Burzaco, El Tío Bizarro abrió sus puertas el 28 de marzo de 2002, ideado y comandado desde entonces por Gustavo Shell. El lugar se volvió especial por su identidad musical —una mezcla de post punk, pop ochentoso e Italo Disco— y por una pista donde convivían en armonía la alta sociedad de Adrogué y los obreros de Burzaco.

    Decorado según los gustos personales de Gustavo, con pósters de películas, discos y memorabilia, el espacio funcionó desde el inicio como pizzería de día y bar de noche. La noche en el Tío tuvo su propia mística: por su escenario pasaron El Mató a un Policía Motorizado, Victoria Mil, Travesti, Los Reyes del Falsete, Viva Elástico, 107 Faunos, Yataians, Nairobi, Richard Coleman, Mueran Humanos, Eterna Inocencia y Ciro Pertusi. Hoy, con escenario renovado, el Tío sigue abierto en el mismo lugar de siempre, sosteniendo su espíritu de culto en el corazón del sur del conurbano.

    3. Kim y Novak

    Kim y Novak.
    Kim y Novak.

    Inaugurado en septiembre de 2004, Kim y Novak funcionó en la esquina de Godoy Cruz y Güemes, en un antiguo almacén que durante décadas había sido refugio nocturno para travestis del barrio. El proyecto, impulsado por los directores publicitarios y artistas visuales Marcelo Bosco y Jo Johannes, nació con la intención de abrir en España, pero terminó tomando forma en Palermo. El nombre vino de sus socios españoles, Quim (Joaquim) y otro cuyo nombre real nunca recordaron, y a quien simplemente apodaron “Novak”.

    El espacio tenía un espíritu decididamente independiente y una estética kitsch: paredes con piernas de bataclanas, lámparas de perlas falsas, sillones dispares, vidrios de colores y flores de caña alta sobre la barra del primer piso. Abajo, un sótano más íntimo invitaba a la charla antes del baile, que siempre comenzaba a las 4 de la mañana. En verano o invierno, se sacaban sillones a la vereda. Por sus noches pasaron Francis Ford Coppola, Willem Dafoe, David LaChapelle, Héctor Babenco y visitantes ilustres como los Rolling Stones, Manu Chao y Molotov. También lo frecuentaban los "freaks friendly" del barrio: gente que llegaba sola, después de cenar en su casa, en busca de conversación. Kim y Novak cerró en 2009, cuando Bosco y Johannes decidieron descansar de tanto ajetreo nocturno.

    2. Unione e Benevolenza

    Unione e Benevolenza se inauguró en 1918 como espacio de encuentro para inmigrantes italianos. En los años 40 vivió su época dorada de la mano del tango y los bailes sociales, hacia los años 80 se abocó principalmente a las actividades políticas y esporádicos actos de ópera. El rock llegó en los 90, cuando Gustavo Vázquez, sonidista de la sala, empezó a organizar los recitales. A fines de esa década también nacieron las fiestas Pop City, ideadas por Gustavo Kisinovsky, director del sello Ultrapop. Con estética pop y una gran bola espejada en el centro, la pista se llenaba de chetos, punks, rockeros, hippies y alternativos.

    Las fiestas abrían con bandas en vivo —muchas del mismo sello Ultrapop— y seguían con rock alternativo y hits de los 80 y 90. Por su escenario pasaron bandas como El Mató a un Policía Motorizado, Mataplantas, Jaime Sin Tierra, Doris, Victoria Mil, Suárez, Francisco Bochatón, Interama, Mueran Humanos y también artistas internacionales como Stephen Malkmus, Chicks on Speed y The Lemonheads, que una vez improvisaron un par de temas junto a Charly García. Aún hoy permanece abierto en el mismo lugar de siempre, donde recibe shows de tango, recitales de rock y fiestas electrónicas.

    1. Niceto Club

    Niceto Club.
    Niceto Club. Foto: Lucas Mangi

    Niceto Club surgió del deseo de dos amigos y habitués de la noche porteña, Hernán "El Tío" Caputo y Nicolás Pinto de crear "el mejor lugar de Buenos Aires". Ambos venían trabajando en la sala de espectáculos de La Trastienda y en la discoteca El Santo, ubicada en Punta Carrasco, y comenzaron su nuevo local en Niceto Vega al 5500, en pleno Palermo Hollywood. Inauguraron en 1998, pero terminó de explotar durante la primera década del siglo XXI como el espacio que hizo un contrapunto con Pacha, con otra música y otro público que combinaba juventud y madurez, pero seguía la vieja tradición del under, especialmente quienes eran asiduos a locales como Bolivia, El Dorado o Morocco.

    Siempre se mantuvo abierto a propuestas diferentes, combinando la mística del under con lo comercial pero con criterio, algo que por entonces la mayoría de los locales grandes no ofrecían. Destacaron las noches de miércoles con fiestas temáticas que unían varieté, DJs, cine, teatro y grupos de rock, además de noches de mambo caribeño y de flamenco. El Club 69 se trasladó a Niceto, donde actualmente se realiza todos los sábados por la madrugada. También se destacan las Fiestas Magic con el DJ Bússola, cultor del trance en Argentina, y el ciclo Compass. Aún hoy permanece abierto, en el mismo lugar de siempre, e incluso cuenta con un escenario sobre la calle Humboldt para eventos o recitales más pequeños.

    Nota del editor: Una versión anterior de esta nota señalaba incorrectamente que Tío Bizarro quedaba en una esquina y que las fiestas Pop City habían sido curadas por Gustavo Vázquez.

    Música en Argentina
    Compartir WhatsApp Twitter Facebook

    Seguir Leyendo

    10 discos nuevos para escuchar hoy
    10 discos nuevos para escuchar hoy
    Guillermo Mármol elige sus discos favoritos de música hardcore
    Guillermo Mármol de Eterna Inocencia elige sus 5 discos de hardcore favoritos
    Novicios 2025. Horizontal
    Novicios: “La música es la continuidad de lo lúdico en la vida adulta”
    Ocelote Beats (horizontal) 2025
    Ocelote Beats: La búsqueda del pulso de la nostalgia
    Diosque en Memoria Interna
    Diosque en Memoria Interna
    Lanzamientos musicales 17/09/2025
    10 lanzamientos para escuchar esta semana
    Festival Mutante: Winona Riders, Buenos Vampiros, Lagrimitas, Máze y El Nota hablan sobre la importancia de ser independientes
    Festival Mutante: Winona Riders, Buenos Vampiros, Lagrimitas, Máze y El Nota hablan sobre la importancia de ser independientes
    Fito Páez estrenó su concierto para Tiny Desk
    Fito Páez estrenó su concierto para Tiny Desk
    10 discos nuevos para escuchar hoy
    10 discos nuevos para escuchar hoy

    Lo último

    La canción que John Lennon se aburrió de cantar: "No puedo tocarla todas las noches"
    La canción que Sammy Hagar cantaría por el resto de su vida: "La mejor que escribí"
    Las 3 canciones más ofensivas de The Rolling Stones
    Las 10 figuras más importantes de la historia del jazz
    Ver Más
    Indie Hoy
    Facebook X (Twitter) Instagram YouTube TikTok
    • Comunidad
    • Acerca de Indie Hoy
    • Contacto
    • Política de privacidad
    © 2025 Indie Hoy. Todos los derechos reservados.

    Escriba arriba y presione Enter para buscar. Presione Esc para cancelar.