En 1990 el NY Times publicó un ensayo de la filósofa Camille Paglia en el que definía a Madonna como uno de los primeros iconos feministas dentro de la cultura de masas. A partir de la polémica generada por el estreno del videoclip de “Justify My Love” (en el que se narran diferentes encuentros sexuales en clave avant garde meets softporn), Paglia sostenía que la reina del pop era la primera artista mainstream que sentía un compromiso genuino con las causas liberales. La utilización del sexo, según Paglia, como herramienta de empoderamiento y liberación suponía una alternativa al feminismo radical que en ese momento tenia posiciones encontradas con respecto a la forma en la que se relacionaba a la mujer con el porno. Era posiblemente la primera vez que una estrella pop de consumo masivo suscitaba un debate que incluía feminismo, sexo, poder y pornografía.
Durante principios de los ’90, era difícil encontrar a alguien que gozara de una plataforma tan densa como la de Madonna. Vendía millones de discos en todos los continentes y venía de una gira que había agotado estadios en todo el mundo. Toda persona de cualquier religión, nacionalidad o cultura sabía responder quién era esa mujer teñida de rubio que había hecho de la reinvención su leitmotiv. Si durante los ’80 la rebeldía de la norteamericana en torno a la deconstrucción de tabúes como el aborto y el binomio sexo-religión no habían afectado estrategias de marketing que la convertían en una fuerza de ventas imparable, la publicación de Erotica en 1992 supuso un cambio radical.
Madonna concibió Erotica no solo como su quinto álbum de estudio sino como un proyecto artístico multimedia que incluía también Sex, un coffee-table book pornográfico protagonizado por ella misma y con cameos de Isabella Rosselini, Naomi Campbell y Udo Kier entre otros, donde generaba conversaciones sobre identidad de género, homosexualidad y monogamia en un marco estético que remitía a los trabajos de Mapplethorpe y Nan Goldin. Por otro lado, el disco supuso su primer trabajo conceptual con letras en las que reflexionaba sobre las relaciones de poder entre géneros, el deseo en los tiempos del SIDA y las sexualidades disidentes.
Erotica es un disco que surge de la contracultura, de lo alternativo y de un submundo alejado de lo hegemónico que tiene una correlación con su sonido impregnado de un house agresivo. De acuerdo a Shep Pettibone, productor y figura crucial del disco, Madonna estaba obsesionada con que las canciones sonaran sucias, sin pulir, imperfectas y lo más cercanas posible a la espontaneidad de las demos. Ambos se nutrían de elementos de la escena dance underground neoyorquina y de la proliferación del acid house en Manchester de la misma forma en la que años antes su mayor éxito, Vogue, se había inspirado en la cultura drag queen afroamericana de los ballroom de Harlem. Cada una de sus composiciones se extienden a lo largo de estructuras complejas que se alejan de la fórmula pop tradicional actuando como versiones extendidas dub directamente pensadas para la pista de baile.
En la narrativa del disco, Madonna asume el papel de Dita Parlo, un alter ego sadomasoquista que desde el primer corte del disco se encarga de hacerte saber que está al mando. Resulta curiosa la forma en la que a lo largo de todo el álbum su voz se encuentra permanentemente transformada a través de filtros, efectos de conversaciones telefónicas y grabaciones lo fi, como si su objetivo principal fuera despersonalizarse lo más posible de su figura de popstar para ponerse al servicio del concepto y de su personaje.
A años luz de sus circunstancias, el disco supuso el primer desencuentro del publico con una Madonna completamente consciente de que su trabajo había sido malinterpretado por una sociedad que en los tiempos del SIDA se había volcado a un conservadurismo rancio que sostenía a la monogamia, la represión sexual y al celibato como las únicas medidas de prevención frente a las consecuencias de lo considerado amoral. El revisionismo fue transformándolo gradualmente en un disco de culto y en una obra maestra maldita que no solo exponía su lado más prolífico como autora sino también supuso el acto más subversivo perpetrado por un artista mainstream en la historia del pop.
Erotica supone tal vez el único momento en el que Madonna no actuó en función de su figura de icono o de producto de consumo masivo, convirtiéndose por primera vez en una artista totalmente entregada a un concepto audaz que reivindica el derecho al deseo y el hedonismo durante los años mas oscuros para la diversidad proponiendo una visión de la sexualidad en la que las únicas barreras posibles sean, indefectiblemente, solo de látex.
Madonna – Erotica
1992 – Maverick Records
01. Erotica
02. Fever
03. Bye Bye Baby
04. Deeper and Deeper
05. Where Life Begins
06. Bad Girl
07. Waiting
08. Thief of Hearts
09. Words
10. Rain
11. Why’s It So Hard
12. In this Life
13. Did You Do It? (featuring Mark Goodman and Dave Murphy)
14. Secret Garden