Hacía frío y llovía. Miles de madres suspiraban. Una joven desquiciada comenzó a golpear a unos niños. Los habría matado si no los separaban. A un par de metros, un soldado con un brazo quebrado clavaba la mirada en las ruedas de un Cadillac. Un policía se arrodillaba para besar los pies de un cura.
Quedaban cinco años para que la Tierra desapareciera. Los recursos naturales ya se estaban agotando. Lo había anunciado el hombre de las noticias. Quedaban cinco años para llorar. La cara del periodista se veía tan húmeda que Ziggy supo que no estaba mintiendo.
Todo estalló en caos. Y él vio cómo el mundo que lo rodeaba se desmoronaba inmediatamente con una locura agresiva. Pensó en su madre y en todas las demás que se encontraban suspirando en la plaza, en toda esa gente que nunca más volvería a ver y que nunca pensó que necesitaría en su vida. En eso y en los cinco años que quedaban, que era todo lo que tenía, un golpe sorpresivo que le hacía doler el cerebro.
En medio de ese cosmos, Ziggy se atribuyó la misión de concientizar al mundo y salvarlo. Interpretar a una mutación salvaje en el papel de una estrella del rock and roll le pareció lo mejor. “Estoy tan agotado de las cosas tal como son, y además me vendría bien el dinero”, pensó. Si un extraterrestre bisexual no lo hacía, ¿entonces quién?
Fue así como Ziggy Stardust se presentó ante los habitantes de la Tierra como el invasor del espacio y la promesa de un rockstar que salvaría el planeta. A pesar de que el mundo no estaba preparado para su mensaje, el marciano estaba dispuesto a meterse el rock and roll en el alma, tal como se lo había recomendado un gato en una ocasión al pasar por su lado.
Pero el camino hacia el estrellato no resultaría nada sencillo. Si bien todo el mundo tiene problemas y eso no es nada nuevo, Ziggy pensaba que con la ayuda de su buen Señor todos podrían salir adelante. Así de confiado, el mesías del rock subió al escenario con un traje multicolor y un hambre feroz de brillar.
El público observó el maquillaje, rió de su largo cabello negro y su gracia animal. Sin embargo, el marciano insistió y cantó sus canciones de oscuridad y desdicha toda la noche. Las femme fatales salieron de las sombras para contemplar a esa criatura y los chicos se acercaron para poder ver mejor el espectáculo. Travestido y con un show horriblemente bello, aquella noche Ziggy provocó la admiración de la audiencia.
Ya en la cumbre del éxito con su banda “Las arañas de Marte”, el número de admiradores y ofertas sexuales incrementaba cada vez más.
Ziggy tocaba la guitarra con la mano izquierda, pero aun así le salía muy bien y podía hacer buenas zapadas con Weird y Gilly. Con el correr del tiempo se convirtió en el hombre especial del grupo, por lo que “Las arañas de Marte” pasaron a llamarse “la banda de Ziggy”. Cantaba realmente bien y se desenvolvía con una sensualidad cautivadora en el escenario, girando los ojos con su pelo enroscado y su bronceado color nieve. Durante un tiempo tocó con las arañas de Marte haciéndolos pasar por un grupo vudú, lo que desembocó en el fastidio del resto de los miembros de la banda.
Pronto todo comenzó a deteriorarse. La fama que Ziggy tanto había buscado, comenzó a consumir los propósitos de su vida anterior. Haciendo el amor con su propio ego, Ziggy Stardust se aspiró su propio cerebro y decidió disolver la banda. Guiado solo por la luz de las cervezas, la promesa del rock prefirió interesarse solo por el sexo y las drogas.
El marciano que tanto anheló transformarse en el rockstar que salvaría al mundo se ahogó en sus propias mentiras y destinó su vida a la de un rock n’ roll suicida. Si bien Ziggy Stardust no liberó a la humanidad de su condena, la música en el planeta Tierra jamás volvería a ser la misma.
David Bowie – The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars
1972 – RCA Records
01. Five Years
02. Soul Love
03. Moonage Daydream
04. Starman
05. It Ain’t Easy
06. Lady Stardust
07. Star
08. Hang On to Yourself
09. Ziggy Stardust
10. Suffragette City
11. Rock ‘N’ Roll Suicide