Sumidos en la meseta del “uno a uno”, donde el “deme tres” se había convertido en un slogan soberbio, patilludo y fanfarrón, escarpando la geografía musical, aparecieron unos muchachos de La Plata que le mojaron la oreja a la chatura intrascendente.
Estos, los que previamente se habían formado bajo el nombre de “Peligrosos Machitos”, eran los Peligrosos Gorriones, los que en el año 1993, bajo la producción de Zeta Bosio, editarían su primer disco titulado con el mismo nombre de la banda.
De inmediato, temas como “Escafandra” y “El Bicho Reactor” se destacaron por sobre los catorce restantes. Pero sería sacrílego dejar de mencionar “Rayo de Amor”, “Siempre Acampa” u “Honda Congoja y Pesar”. Ni bien salió el disco, se los considero grunge y luego, en paralelo cronológico a bandas como Babasónicos y Los Brujos, la prensa argentina paso a considerarlos “nuevo rock”. Ni una cosa, ni la otra. Peligrosos Gorriones eran Peligrosos Gorriones. Un universo en sí mismo, sin satélites o soles de por medio.
Cada fraseo, cada arreglo poseía el sello indeleble de una identidad enmarcada por el vértigo, la experimentación y la poesía. Porque la poesía de Peligrosos Gorriones, además de engarzarse a la perfección con la intención musical, proveían inquietantes atmósferas por dónde alojarse un rato, sin la necesidad inmediata o tardía de hacer uso del “qué” o del “por qué”, sino más bien, en dejarse caer por el tobogán de la imprevisible alineación de palabras.
Peligrosos Gorriones – Peligrosos Gorriones (1993)
1. Escafandra
2. Trampa
3. Tesoro
4. El bicho reactor
5. Rayo de amor
6. Panza de la araña
7. Siempre acampa
8. Un ardiente beso
9. La mordida
10. Nuestros días
11. Estos pies
12. Honda congoja y pesar
13. Cachavacha
14. Cacería de caballos