El 5 de noviembre se cumple un año desde la visita de Sonic Youth a la Argentina en el marco del Personal Fest 2011. No había mejor manera de celebrarlo que rindiendo tributo a uno de sus discos más importantes: Sister. Casualmente, Sister cumplió 25 años el pasado junio. Salió en 1987 a través de SST Records tras ser grabado luego de la gira de su disco predecesor EVOL.
Sister marcó un antes y un después, no sólo en la historia de Sonic Youth sino también en todo lo que aconteció musicalmente, en la escena alternativa de los años siguientes. Sería una difícil tarea imaginar qué rumbo hubiera tomado ésta sin los aportes de la esencia misma de la banda: esa disyunción tan hedonística entre la distorsión más agresiva y la calma más pura, la experimentación y el inacabable ruido seguido de hermosas melodías totalmente reconfortantes. Nunca sórdido o presuntuoso, simpre tan honesto y visceral. Y eso es Sister: la conjunción perfecta entre todos esos factores.
Quizás sea por el giro musical que había aportado EVOL, alejándose un poco del intenso ruido a estructuras más definidas, tal vez haya sido el hecho de que era el segundo disco que grababan con el mismo baterista tocando en todas las canciones (Steve Shelley se había sumado en el disco anterior), o quizás solo sea que no hay razón para explicar la excelencia de Sister, el cuarto albúm de estudio de una banda que todavía estaba en pañales y que nunca se imaginó que este disco sería sólo la bisagra entre otras obras insoslayables en la historia del rock, del under, del alternativo o de la música en todos sus sentidos, como lo fueron: Daydream Nation, Goo, Dirty, Murray Street, por sólo nombrar algunos.
Desde el inicio Sister se presenta como algo atrapante, seductor, imposible de pasar por alto. Es la batería de un ya afianzado Steve Shelley la que nos invita a realizar ese primer paso a “Schizophrenia”. Sublime desde el momento en que comienza, es la primera vez que Thurston (Moore) y Kim (Gordon) entrecruzan sus voces en una canción y ésta les ofrece el ambiente más adecuado para ese épico momento, con una bella armonía que al mismo tiempo puede resultar tanto atemorizante como calma. Siguiendo con “(I got a) Catholic Block” podemos remontarnos a la distorsión y el ruido de producciones anteriores, diferenciada ésta vez por claras estructuras eficientemente ejecutadas, donde el cambio con sus predecesores es evidente. Es un sonido más prolijo y acabado. “Beauty Lies in the eye” es una hipnótica canción que recita Kim Gordon, prácticamente susurrándola a nuestros oidos. Es la única canción con un videoclip oficial, “Stereo Sanctity” tiene también uno pero sólo se encuentra en un raro compilado de videos de los ochenta. Esta (“Stereo Sanctity”) es la cuarta canción del disco y una de las que Sonic Youth interpretó esa memorable noche del Personal Fest del año pasado. “Pipeline/ Kill Time” es la única canción que Lee Ranaldo canta en todo el disco, es un oscuro viaje con un largo interludio de disonancia experimental en el medio. Es una canción muy poderosa y lúgubre. Uno de los puntos más altos del disco es, sin lugar a dudas, “Tuff Gnarl”, que comienza con la más fuerte y atractiva melodía en la guitarra seguida de la super contagiosa felicidad del canto de Thurston Moore. Es hedonismo puro. El caos retorna con “Pacific Coast Highway” donde Gordon nos incita a meternos en un auto para ir a dar una vuelta donde jura no lastimarnos. Aunque el ambiente que nos presenta la música nos haría pensarlo dos veces antes de acceder, llega el interludio y nos damos cuenta de que todo está bien, que tomamos la decisión correcta. “Hot Wire My Heart” es la única canción no original del disco, es un cover de la banda Crime, de Johny Strike.
El momento llegó y todo nos venía preparándo para ese pico de armonía, profundidad e introspección adonde navegamos con “Cotton Crown”. Las voces de Thurston y Kim se entrecruzan mágicamente en una de las canciones más bellas que jamás hicieron. Es imposible no sentir escalofríos al escucharla, experimentar una paz y felicidad eterna que desdibuja una sonrisa en el corazón, y si hay escepticismo sólo basta preguntarle a cualquiera de los que estuvieron esa noche en el Estadio G.E.B.A , donde “Cotton Crown” fue uno de los momentos más magníficos e inolvidables del día en que Sonic Youth tocó en suelo argentino. “White Cross” es una potente canción que nos despierta y nos vuelve a la realidad de lo que Sonic Youth realmente és. Con una indescriptible fuerza plantea uno de los riffs más imponentes de todo el disco. Junto con las ya antes mencionadas (“Stereo Sanctity” y “Cotton Crown”), “White Cross” fue una de las tres canciones de Sister que Sonic Youth tocó la noche del 5 de noviembre. Exaltación y efervescencia en su máxima plenitud. El disco termina con una extraña canción en versión beatbox, “Master Dick”, que es un “bonus track”, probablemente innecesario.
Sister es, como intenté demostrar a lo largo de esta nota, un disco de inmesurable trascendencia. Es una de las joyas que tantos años de música tienen para ofrecernos. Sólo nos queda admirar su grandeza y recordarlo por siempre.
Sonic Youth – Sister
1987 – SST Records
01. Schizophrenia
02. Catholic Block
03. Beauty Lies in the Eye
04. Stereo Sanctity
05. Pipeline/Kill Time
06. Tuff Gnarl
07. Pacific Coast Highway
08. Hot Wire My Heart
09. Cotton Crown
10. White Cross