Soul Kiss (Glide Divine) es uno de esos discos que sirven, no solo para definir al rock independiente, sino que además, para generar un gusto divergente dentro del rock como género. Se trata de un disco-manifiesto que pone a sonar todo aquello en que los shoegazers noventeros y ochenteros creían cuando apretaban sus pedales. Spectrum, tiene entre sus filas a Pete Kember (AKA “Sonic Boom”) que constituyó el costado más experimental de la legendaria banda Spacemen 3. Glide Divine nace de las cenizas de Space. El disco, editado en 1992, es, como Loveless (My Bloody Valentine), un resumen exquisito del costado más ruidoso del underground británico de la década de los ochenta.
Es por ello que la estética sonora de Glide se conforma a base de guitarras muy procesadas (trémolos, flangers, distorsión), ruido arquitectónicamente diseminado en justa y precisa proporción, trabajos orquestales muy sutiles y, por último, los aullidos dopados a cargo de Kember. Así como en el shoegaze contiene drones hechos de guitarras usadas de un modo alternativo Al igual que Sonic Youth, pero sin ir de visita a la ferretería para intervenir al instrumento, estos grupos generan un sonido novedoso y copado en lo que respecta a la guitarra eléctrica. La que de Chuck Berry a nuestros días es un elemento clave en la estructura de la canción rockera. Por ello el legado de grupos como Jesus and Mary Chain, Ride o Spectrum es el de haber generado y cultivado una estética distinta dentro del rock ligada fuertemente a la tradición sónica iniciada por la Velvet, The Stooges, o Joy Division, que conforman parte del costado más oscuro y psíquico del género.
Las canciones obviamente condicen con esto. La hedonista “How you Satisfy me” , vertebrada en torno a un sintetizador muy Suicide (banda de Dream punk del catálogo de la CBGB’s), para posteriormente ascender con maracas hacia un boogie etéreo, nos mete en el disco. “Waves Wash Over me”, por su parte, es una canción tan hermosa como narcótica y británica; el té de las 5 salteado en gotas ácido por unos flacos tan vanguardistas como independientes. “Sweet Running water”, serpentea en torno a un bajo y levanta al disco. “Drunk suite” contiene melodías que remiten al folk bucólico irlandés. “Neon sigh” anexa elementos de la música concreta que conviven con distorsiones biónicas, generadas por una multitud de guitarras. En Neon aparece, además, otra de las sutilezas compositivas del disco, ya que presenta el leit motiv del mismo. En música, leit motiv, alude a una melodía que se repite a lo largo de la obra; en este caso el núcleo melódico, como no podía ser de otra forma, se basa en el ruido. Por último, con respecto a las letras el tratamiento es escueto, minimalista. Estas acompañan de manera perfecta a las ensoñaciones generadas por el paisaje.
El Leit motiv, también, es guía de la obra y es, además, el átomo de la motivación estética del compositor. En Glide Divine se apela a la forma: el ruido; y en virtud de ello, el contenido se desgaja de la riqueza sonora del mismo. Es un disco recomendable para cualquier persona que guste del primer disco de la Velvet o para aquellos que tengan interés en las sound arts porque como en ellas Glide Divine deja que el sonido hable y sea protagonista.
Spectrum – Soul Kiss (Glide Divine)
1992 – Silvertone Records
01. How You Satisfy Me
02. Lord I Don’t Even Know My Name
03. The Drunk Suite (Overture)
04. Neon Sigh
05. Waves Wash Over Me
06. (I Love You) To The Moon And Back
07. My Love For You Never Died Away But My Soul Gave Out And Withered
08. Sweet Running Water
09. Touch The Stars
10. Quicksilver Glide Divine
11. The Drunk Suite
12. Phase Me Out (Gently)