Hace 30 años The B-52’s publicó el álbum más importante de su trayectoria: Cosmic Thing. Su quinto trabajo de estudio, que contiene dos de las canciones más exitosas del grupo, “Love Shack” y “Roam”, alcanzó los primeros puestos en los rankings de venta y consiguió la gloria platinada; pero no es por eso que hoy celebramos su aniversario. Cosmic Thing es un trabajo que atravesó la dolorosa oscuridad, causando varios años de silencio y encontrando la luz que necesitaba The B-52’s para volver a resplandecer.
The B-52’s fue una banda muy particular desde sus inicios, proponiendo una combinación de música dance con la frescura del sonido surf, ensuciada con el garage rock, y un espíritu punk que se respiraba en el aire. Todo esto se complementaba con lo novedoso de bañar con baldes de pinturas distintos epicentros musicales, con distintas melodías que iban a alegrar a toda una generación que parecía fastidiada con la vida. The B-52’s tenía al frente a sus dos voces femeninas, Kate Pierson y Cindy Wilson, que llevaban pelucas fluorescentes y vestimentas coloridas. Con una impronta chic y pop-art, combatían la estética oscura del género.
The B-52’s era una amenaza a la actitud ruda y machista del punk distorsionado. Pero lo que parecía que iba a ser condenado por el género fue todo lo contrario: los brazos de clásicos escenarios como el CBGB siempre estuvieron abiertos para el grupo. La banda compartió fechas con Ramones y le dieron otra vuelta de tuerca al sentimiento reaccionario que necesitaban los oídos de la gente. Pelearon contra la crudeza de la realidad con un puente surrealista que llegaba al arcoíris. Desde su primer show en un día de San Valentín, la banda formuló una mezcolanza entre lo absurdo y cómico, con la desgracia casi químico-somática de una existencia feliz.
Porque no todo es felicidad en The B-52’s, y este mensaje se termina de descifrar en Cosmic Thing, un disco que sacaron después de atravesar la profunda adversidad de haber perdido a uno de sus integrantes. Ricky Wilson, guitarrista y mayor compositor de The B-52’s, murió a causa del sida en 1985, en una época en que esta enfermedad era innombrable. El mundo entero se negaba a aceptar la epidemia y la sociedad condenaba a sus poseedores. Ronald Reagan tardó demasiado tiempo en pronunciar la palabra “sida” en público, demasiado tiempo para personas como Ricky que murieron años antes. La banda se vio desvastada con la tragedia, en especial su hermana Cindy, y el año siguiente sacó su cuarto álbum, Bouncing Off the Satellites, lo último que grabó su guitarrista. Lo que vino después fue el mejor homenaje a su compañero, una celebración cargada de criticas sociales contra el gobierno de Reagan.
El entonces cuarteto se reagrupó con la ayuda de Keith Strickland, que pasaría a la incómoda tarea de ser la guitarra que ocupe el lugar de Ricky. Y Fred Schneider, el tercer vocalista que hacía intervenciones casi habladas entre las voces femeninas y le daba su toque de electricidad al sonido. El poder de las tres voces conjugaba una armonía especial por momentos, y por otros invitaba al caos, como en “Junebug” donde los coros parecen atacarse entre sí. Esa parte recuerda mucho a Devo, y no es casual, ya que The B-52’s estaba sumergido en la atmósfera del post-punk de los 80. Otra banda con la cual tenían mucha cercanía era Talking Heads, y grabaron unas sesiones con David Byrne incluidas en un EP llamado Mesopotamia (1982).
Con canciones memorables como “Dry Country”, la celestial “Topaz” y la atrevida “Channel Z”, The B-52’s se desnudaba de todas las prendas que la crítica le ponía. The B-52’s hablaba por sí sola y logró ser referente de varios colectivos y artistas que le brindaron un reconocimiento público, desde John Lennon diciendo que era uno de sus grupos favoritos, hasta el director Gus Van Sant poniéndole a uno de sus films My Own Private Idaho (1991). Y no hay que olvidarse de R.E.M., otro de los grupos más importantes de su localidad que convirtió su admiración hacia The B-52’s en uno de sus hits más importantes, “Shinny Happy People”. La canción cuenta con Katie Pierson como invitada y salió dos años después de Cosmic Thing convirtiéndose en una oda a la felicidad.
The B-52’s es, hasta hoy, un grupo excéntrico y combativo a su forma, que supo encontrar su rincón en la memoria colectiva de una sociedad. Quedaron archivados sus colores en la paleta pictórica, sus canciones célebres de acompañamientos a fiestas, y hasta el sector nostálgico de los 90 que no tuvo lo oportunidad de escuchar sus canciones seguramente aún tiene en su cabeza la cortina de la serie animada La vida moderna de Rocko. The B-52’s supo eternizarse, aún 30 años después de Cosmic Thing, como una reminiscencia de la fiesta de ayer, de hoy y también de mañana.
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Foto principal: Peter Brooker.