Morrissey y Johnny Marr compusieron “There is a Light That Never Goes Out” durante el verano de 1985, en un momento en el que estaban manejando tiempos artísticos totalmente diferentes. Por un lado, Morrissey se estaba volcando hacia la parte clásica de la cultura rock británica de los sesenta y setenta, y radicalizó su postura anti-monárquica y anti-americana. Marr, por su parte, comenzaba a fascinarse por la cultura de la club music y el house, que más adelante lo llevaría a formar el proyecto Electronic. Esa suerte de adoración por el mito (Morrissey y su devoción por el pasado) y fascinación por lo que vendrá (Marr y su culto por el futuro próximo) permite comprender las influencias musicales y líricas de la canción de The Smiths.
Empezemos con las referencias escondidas en la letra. En el primer verso aparece una frase inspirada en la poesía de “Lonely Planet Boy” de The New York Dolls, que dice: “How could be drivin’ down by my home / When you know I ain’t got one?” (¿Cómo podría estar conduciendo para mi casa, cuando sabés que no tengo una?”). Otra influencia lírica, que incluso sugiere el título, es la canción “Will You Love Me Tomorrow?” de The Shirelles y la frase “The light of love is in your eyes” (La luz del amor está en tus ojos). En el demo de la canción de The Smiths, puede escucharse la frase “There is a light in your eyes that it never goes out” (Hay una luz en tus ojos que nunca se apaga), que luego Morrissey sintetizó en la versión original.
Más adelante en la letra, Morrissey resignifica un diálogo de Saturday Night and Sunday Morning, una película dirigida por Karel Reidz del nuevo cine inglés de los sesenta. En una escena, una de las protagonistas del film le pregunta al personaje de Albert Finney: “Why don’t you take me where it’s lively and there’s plenty of people?” (¿Por qué no me llevás a un lugar animado y lleno de gente?). Moz adaptó ese diálogo y creó las dos célebres frases “Take me out tonight / Where there’s music and there’s people who are young and alive” (Llevame afuera esta noche, donde haya música y gente joven y viva).
En el campo de lo musical, la introducción está tomada del inicio del cóver que The Rolling Stones hicieron en 1965 de la canción de Marvin Gaye “Hitch Hike”, y que también usaron los neoyorquinos The Velvet Underground en su canción “There She Goes Again”. El toque de modernidad de la canción fue obra exclusiva de Marr, que a través del uso del sintetizador Emulator, diseñó un arreglo orquestal exquisito, que en el álbum figura con el nombre ficticio de Hated Salford. Este nombre surge en parte debido al litigio que mantuvo la banda con el dueño del Salford Lads Club. La disputa se originó con la publicación de la foto en la que aparecen en la puerta del club sin la debida autorización de su dueño. Con el tiempo, esta fotografía se convertiría en la imagen más icónica y popular de la banda.
Hay dos teorías acerca de cómo surgió la historia que narra la canción. La primera es que Morrissey se inspiró en la historia de amor que mantienen los dos personajes principales del film de culto Rebelde sin causa interpretados por James Dean y Natalie Wood. La segunda, y más fuerte, sitúa la inspiración de la letra en las numerosas charlas nocturnas sobre la vida y la música que Morrissey mantuvo con Marr mientras paseaban en auto. La canción sería una confesión íntima del amor y admiración que Morrissey tenía por su guitarrista y compañero compositivo.
Consultado en relación a esto, en 1992 Johnny Marr respondió en una entrevista realizada por el periodista Simon Goddard: “Nunca pensé demasiado acerca de eso. Esas teorías salieron justo después de la separación del grupo. Solo Morrissey lo sabe. Cuando la grabamos yo no estaba pensando cosas como ‘¡Ay, es sobre mí!’ o algo así. Si es así, genial. Si no, igual es una gran canción. Estoy seguro de que se han escrito peores canciones sobre mí, así que, si esta lo es, está bien. Pero, para que conste, yo no era la única persona que llevaba a Morrissey en su coche, si de eso se trata.”
“There is a Light That Never Goes Out” no solo es la canción más popular del legado musical que dejaron los británicos, sino que también es la síntesis de ese universo artístico y único que construyeron Morrissey y Johnny Marr. La forma en que narra la sensación de estar enamorado y sin remedio, y la manera en que anarquiza este sentimiento a través del suicidio romántico, la hacen una obra artística infinita y atemporal. Quizás por esto la fascinación que genera no ha perdido su encanto incluso después de treinta años.