Existen muchos artistas disconformes con una parte de su obra que causó un estallido que permitió verse desde el otro lado de la frontera. Algo particular sucede en estos casos de murmullo popular y ascenso inesperado, y es que hay artistas que no tienen las más mínimas ganas de volar con esas alas que le otorgó la industria del reconocimiento. En el cine, cuando Pier Paolo Pasolini hizo la llamada Trilogía de la vida, encantó hasta quienes no sentía que debía encantar, y se preguntó qué fue lo que había hecho mal. Años más tarde sacó su película más oscura y polémica, una versión moderna del Marqués de Sade llamada Saló o los 120 días de Sodoma. Algo parecido sucedió con Radiohead y su disco debut, Pablo Honey. Luego de haber dado un giro en su sonido con la salida de tercer disco, Ok Computer, la banda comenzó a rechazar el sonido de su popular debut. El hit “Creep”, tan amado y tan odiado, es una cruz que carga Radiohead en el hombro.
Algo así le sucedió al multi-instrumentista Yann Tiersen y la composición que lo llevó a la fama. Lo que une estos tres ejemplos es la disconformidad sobre la obra o sobre la forma en que fue tomada, y todos esos laureles no representan ni identifican la gloria deseada para su arte. Tiersen siente que la película Amelié de Jean-Pierre Jeunet, le quitó algo que para él es más que sustancial en su obra: los contrastes. Amelié, según él, succionó toda la luz y felicidad y escondió las tinieblas. El músico no se siente identificado con la dicha y la alegría, sino más bien con el descontento generacional de un pasado blanco y negro inculcado por el post-punk de los años 80. Desafortunadamente para Tiersen, Amelié es la película menos oscura que el director francés había hecho hasta el momento. Sus anteriores Delicatessen (1991) y La Cité des enfants perdus (1995) priorizan una estética mucho más lúgubre que la exitosa Amelié, y quizás hubieran sido menos frustrantes para la memoria que espera.
Hace unos días, Yann Tiersen publicó su último trabajo discográfico, llamado Portrait. Este álbum trabaja en forma de revisión y resignificación de su camino andado. Se trata de un rastrillaje muy atento a todo detalle que no terminaba de cerrar con el paso del tiempo, un ajustamiento de tuerca o un poco de aceite a la maquinaria. Tiersen produjo nuevas versiones de 25 canciones que fueron marcando su trayectoria y tres nuevas. Puso su historia sobre la mesa y la empezó a contar de nuevo, pero con ojos de hoy. Con una singular forma de ver la música, donde la vanguardia florece desde lo más profundo de su ser, explorando territorios adversos y arriesgándose en cada salto de casillero en casillero, Yann Tiersen vuelve a ponerle otro tinte a su obra para crear su propio retrato.
La discografía de Tiersen comienza en 1995 con la salida de su primer disco, La Valse des monstres, un conjunto de composiciones que el autor agrupó de una manera particular, con el fin de que el disco quede dividido en dos partes. La primera está compuesta por las canciones que pertenecen a la adaptación teatral de Freaks, la película de terror de 1932 dirigida por Todd Browning. La parte final del disco pertenece a la representación de la obra The Damask Drum escrita por el japonés Yukio Mishima. “La valse des monstres” es también una de las canciones a las que Tiersen vuelve en su Portrait, enfatizando el escalofrío y el extrañamiento de la composición con un sonido que recrea la imagen de un carrusel. Desde sus inicios se volcó a lo experimental, y su primer disco utilizaba un piano de juguete para lograr otro tipo de entonaciones. En su segundo disco, Rue des cascades (1996), siguió con la aventura de encontrar sonidos en elementos fuera del estándar musical. Tiersen absorbió ítems de las investigaciones de músicos experimentales como John Cage, que produjo música con una bañera e incluso con el mismo silencio en su 4′ 33”. Rue des cascades fue grabado con violines, acordeones, mandolinas e instrumentos más exóticos como el clavecín, e incluyó por primera vez unas vocales en la composición que le da nombre al disco, grabadas por Claire Pichet y reinterpretadas por Blonde Redhead en Portrait.
Antes de meterse de lleno con su nuevo disco, Tiersen estuvo tocando junto a la banda francesa de pop electrónico Bästard, y de ahí empezó a girar su objetivo hacia las atmósferas del post-rock. Esto es lo que más influencia su otro trabajo, Le Phare (1998), un disco que combina la amplia paleta de colores que atraviesa el pop, el rock y el folk, con la música clásica y la canción popular. Le Phare fue un disco que resonó en los oídos de bastante gente que comenzó a preguntarse quién era Yann Tiersen, ese violinista estrambótico que también hacía música con ruedas de bicicletas, máquinas de escribir y cacerolas. Le Phare fue un cambio de rumbo a seguir transformando su obra, con éxitos como “Monochrome” junto a Dominique A. En Portrait, Gruff Rhys es quien vuelve a entonar y darle la voz a uno de los temas más importantes de su carrera. Al año siguiente, Tiersen sacó un disco llamado Tout est calme (1999) junto a la banda The Married Monk, con tintes más rockeros de una generación que acompañaba el espíritu de la nueva chanson.
El nuevo milenio trajo consigo el consagramiento de Tiersen con Amelié en 2001, pero ese mismo año también publicó su disco L’absente. Se trata de una obra que abandona lo visceral para dejarse llevar por las emociones de un viaje. L’absente está repleto de momentos nostálgicos, pero que son adornados con un haz de luz y alegría. En 2003, Tiersen vuelve a hacer una de sus grandes participaciones cinematográficas en la película alemana Good Bye, Lenin! dirigida por Wolfgang Becker. El año siguiente sale Yann Tiersen & Shannon Wright, una nueva combinación esta vez con una cantante de rock independiente que no era para nada conocida en su momento, pero Tiersen vio en ella la melancolía suficiente para que en tan solo veinte días pudieran grabar este álbum. En 2005 le seguiría con Les retrouvailles, un disco con una serie de invitados como Christophe Miossec, Dominique A, Elizabeth Fraser, Jane Birkin, y Stuart Staples de los Tindersticks.
Pasaron cinco años para que el compositor vuelva a sacar su próximo disco. Dust Lane es un trabajo de emociones remotas, un álbum más grandilocuente que sus anteriores. Tiersen se refirió a Dust Lane diciendo: “No es una cosa triste, sino una cosa llena de color; Una experiencia a veces dolorosa, pero también alegre: la vida.” Más reflexivo, Tiersen recuerda este momento de su vida en su retrato con “Chapter 19” y una poderosa versión mucho más dolorosa y afligida. Skyline (2011) fue el nombre de su siguiente disco, con la producción a cargo de Ken Thomas, productor de artistas experimentales como David Bowie, Psychic Tv y Sigur Rós.
En Infinity (2014), Yann Tiersen sostiene su bandera más firme que nunca y redobla la apuesta a las escenas densas, el ambient y esa vuelta a las raíces de sonidos con juguetes. “Grønjør” es la canción más particular de Infinity, con violines que chillan estructuras minimalistas mientras la voz de Ólavur Jákupsson conduce la melodía. En Eusa (2016), Tiersen se enfoca ferozmente en su piano para entregar todo de sí y alejarse de todo lo demás. Eusa tiene también tanto de nostálgico porque su nombre está inspirado en la isla que el bretón nació. Su publicación fue acompañada con otro gesto muy experimental, un sitio web donde se pueden ver fotos y escuchar grabaciones de campo, ya que cada tema del disco está inspirado en una locación específica. Su último trabajo discográfico se llamó All (2019) y fue publicado este año, dando a conocer grandes canciones como “Gwennilied” y “Pell”.
Portrait es un repaso del ayer a hoy en su obra, una relectura de todo lo que lo llevó a estar en donde se encuentra ahora. Su manera polifacética de atravesar la línea las veces que se le diera la gana, hizo que no solo sea uno de los principales exponentes del minimalismo, sino también consiguió alegrar a un público naif que estaba muy lejos de su sinceridad musical. Portrait recuerda los violines furiosos pero también las notas celestiales, recorre los distintos peldaños que fueron pasando pero con una mirada puesta en el presente y dispuesto a hacer un retrato de sí mismo.
Escuchá Portrait y todos los discos de Yann Tiersen en plataformas de streaming.
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Foto principal: Richard Dumas.