Malla, protector solar, gafas; o bien, botella térmica, abrelatas y un botiquín: las mochilas en vacaciones pueden diferir, pero si existe una constante, es que jamás dejarán de tener un libro. Puede ser una lectura pendiente, una historia que cierra un proceso personal o un diario de viaje, eso es circunstancial; lo permanente es darnos tiempo a tener tiempo. La introspección se configura así como el encuentro con la propia intimidad y, en simultáneo, con el descubrimiento de las posibilidades que deseamos para proyectar el devenir del año.
Argentina cuenta con todos los paisajes del mundo y también con editoriales independientes que nos abren a historias de personajes que los atraviesan. Hallazgos urbanos para amantes urgentes, aventuras para familias poco precavidas y silencios para la imaginación de la psicodelia colectiva: todas las oportunidades se encuentran en páginas que nos enfrentan a las emociones intensas habilitadas por la disponibilidad de ser uno mismo.
En Indie Hoy, elegimos algunas sugerencias publicadas en el 2023 para viajar con las lecturas este verano.
Buuuh! de Iosi Havilio
Entropía
“¡Ojo con la solemnidad! Es un monstruo dispuesto a meter la cola en cualquier momento”: las dos oraciones del autor porteño Iosi Havilio sintetizan el espíritu de sarcasmo, humor y por momentos cinismo que componen Buuh!. Con impronta de existencialismo de fogón, sus páginas no se pueden transitar con pasividad porque revelan que lo que importa todo el año pierde sentido cuando se está de viaje con amigos y amigas, que eligen el descanso de Punta Indio entre botellas y libros, entre aspiraciones y azares.
Los más de mil aforismos, escenas, episodios, remates o diatribas de la vida cotidiana que componen una de las novedades del año de la editorial Entropía rodean todas las contradicciones de la intimidad, que expresa tanto la luminosidad de nuestras transparencias como lo avergonzantes de nuestras manías. Es por eso que lo que esconde una valija puede revelar una personalidad y sus deseos, que en vacaciones encuentran oportunidad de subvertirse para hacer lo contrario a lo que se debe, se necesita y hasta lo que se quiere.
En textos breves que se estructuran con juegos del lenguaje y operaciones del delirio, solo posibles por la convivencia con la inquietud del que dispone de mucho tiempo, el descanso crece como una espiritualidad que prioriza no descuidar el vigor creativo. Aunque las promesas de cambio quedan encerradas en un verano que se presume infinito, las vacaciones terminan edificándose como un laberinto de distracciones que abre rincones para que incluso el propio divague pierda su lógica y tome forma fuera de las agendas. En esa libertad, y en el reconocimiento del valor que tiene nuestra insignificancia, sobrevive un motor de vida: es allí donde el aburrimiento y la formalidad no pueden ingresar.
Viaje a los paisajes invisibles de Julián Varsavsky
Adriana Hidalgo
La adrenalina que nos propone la vida sobreestimulada de la digitalización también nos acerca a un tipo de acercamiento al viajero: el de selfies y reels, el que vuelve el paisaje una autorreferencialidad, el que tapa las montañas y silencia el mar con su ego, complotando con filtros un destino que se lava, se reitera y se disipa en lo efímero. Ante ello, Julián Varsavsky construye una especie de tratado de travesías que recupera una tradición del siglo XIX y XX para entender que, aunque no queda nada sin ser descubierto, sobrevive el desafío de volver a sensibilizarse con los detalles que viven escondidos del Street View.
Viaje a los paisajes invisibles propone que hay que apersonarse en la desmesura de los detalles y lo escrito para narrar su vitalidad. Por eso esta publicación del sello Adriana Hidalgo puede parecer un diario, aunque es también un ensayo que entre metatextos de cronistas converge en poesía. Lo ya dicho aún resiste en el monte, el cerro y la arena, preservándose oculto del turismo de muchedumbre para que los escenarios de los mitos puedan ser encarnados para cada viajero ansioso de conectarse con la experiencia de la incomodidad.
Con visitas desde la Argentina antártica hasta la guaraní, sosteniendo estadías en los Andes o en las playas bonaerenses según lo demandan las historias, el autor recupera una esencia del periodismo narrativo que pretende develar la esencia de una comunidad a fuerza de escenas y personajes. Personajes excéntricos pasan por rutas que solemos recorrer y explicitan cómo convergen lo extraordinario con lo cotidiano para recordar que nuestra nación conserva un profundo enlace sudaca. Y que el viajero a veces es el único capaz de revelar que lo auténtico y significativo se preservan en cada calle, aguardando una nueva forma de observar.
Hotel Pelícano de Agustín Caldaroni
El fatalista
Entre encuentros confidentes atravesados por la luz de la ebriedad, los personajes de Agustín Caldaroni abren la pregunta: ¿El mejor momento de mi vida ya se pasó? Las piezas que conforman Hotel Pelícano incluyen conversaciones estrechas entre viajeros que nunca volverán a verse, exploraciones de amantes que buscan chocarse con sus límites o artistas que pueden crear solo su propia nostalgia.
El segundo libro publicado por la editorial El fatalista, nacida en el 2023, es una antología con ocho cuentos que pueden leerse de forma autónoma pero tanto sus protagonistas como sus escenarios se encuentran en una espiritualidad que se aproxima al nihilismo pero que revuelve las fantasías de personas cotidianas, cuya líbido despierta en los coqueteos con la inmoralidad. Buscan sondear el salvajismo o abrazarse a lo inesperado en raptos de aventuras, aunque no desconocen que van a recaer, invariablemente, en su decadente rutina.
El autor consigue tocar la esencia de la oralidad híbrida del castellano cuando se mestiza con los localismos, además de abrir los sentidos hasta extremos lacerantes: olores que enfrentan, sabores que despiertan, colores que aquejan, texturas que se diluyen. Así logra que se perciba el vértigo que sienten sus personajes al corromper el peso de la monotonía para habitar, al menos por un momento y en una dimensión del artificio, una realidad puesta a disposición de las arbitrariedades de la memoria. La épica de un potencial eterno, que no es más que el devenir de una adrenalina fugaz, los constituye para descubrir que esos instantes de jovialidad son incorruptibles. Son, finalmente, los que valen la pena vivir.
Las calles de Mariana Ruiz Johnson
Vinilo
Las vacaciones durante la maternidad implican un cambio de prioridades. Las coreografías de la pareja, del traslado a actividades y de procurarse el trabajo se convierten en una hoja en blanco. La nueva rutina es la huida, en esa búsqueda de conectar con la comodidad de los hábitos que solo se tienen dos semanas al año. Sin embargo, la alteración de ese cotidiano atraviesa un cimbronazo por la inseguridad de los límites de los alcances sobre los hijos: criar implica permitirse errar.
La protagonista de Las calles se siente impostora de una adultez que sobrelleva sin la autoridad que -según recuerda- tenían sus padres, pero consigue sostener la compañía con sus hijos, maquillar con un carácter lúdico cada esfuerzo que les pide, subrayarles que todo momento será especial en sus recuerdos y, lo más importante, mantenerlos a salvo de los peligros que se naturalizan con el paso del tiempo.
Mariana Ruiz Johnson consigue un testimonio con componentes autobiográficos donde los dibujos, la naturaleza y la crianza se estructuran como bloques que le permiten disfrutar de su intimidad y ser transparente con sus hijos: que puedan ver sus dudas, pero aún así actuar con seguridad y goce. La escritora argentina expresa en esta historia, entre las sierras y el río cordobés, cómo una familia puede ser tan ruidosa como una comunidad y tan cercana como una caricia.