“¡Afrodictum!” Así se titula el último trabajo del poeta y filósofo argentino Juan Salzano, publicado por la Editorial independiente Allox, con ilustraciones del gran artista Vicente Grondona. El libro posee un minucioso postfacio del poeta y ensayista uruguayo Roberto Echavarren, alumno de Adorno y Foucault.
El autor asegura que su obra obedece a un ejercicio de poética “perceptiva”, separándose así de las poéticas del referente y de aquellas que se agotan en el ludismo lingüístico, las cuales escamotean el rol que corresponde al cuerpo a la hora de escribir.
Poesía en prosa, prosa poética. El despliegue iconográfico y sensorial que conjuga la prosa de Salzano es desafiante; el libro invita al lector a una irreconciliable travesía simbólica en donde los significantes son sacudidos de su contexto semántico, movilizados, segmentados icónicamente, desmontados de sus imágenes convencionales y vaciados del contenido concreto de sus referencias para abrir un espacio de ruptura. Hender las palabras y propiciar un nuevo escenario sensitivo-imaginario es una tarea cara a las poéticas del cuerpo, que nunca dejan de ser también políticas del cuerpo.
Es esa pretensión de ruptura la vía por la cual el texto de Salzano transita una descomposición de la condición previa a su lectura. Invocando imágenes que van desde el esoterismo masónico y medioeval hasta el más ínfimo e intrascendente detalle cotidiano, la mixtura significante de la prosa de “¡Afrodictum!” se encauza en la búsqueda de un horizonte en-la-percepción. Un horizonte que no se pretende teleológico, sino circundante, desterritorializado, o mejor dicho, extraterritorializado, suspendido. Un islote de percepción simbólica que intenta salir de la restricción del significante, agrietando así el surgimiento de una pulsión que se asume real en la órbita de la ficción; pues la descomposición de la “condición previa a su lectura” reside en la inventiva con la cual el texto erige un espacio flotante entre la ineludible realidad de la costumbre semántica y la ficción imaginaria por la cual el lector es investido.
Este escriba se animaría a caracterizar la poética de Juan Salzano como una poética de la ficción; como una poética del rapto; una poesía de la pulsión sumergida en una instancia más compleja e indescifrable aún, la de la percepción:
“Irrumpe, angular, el desvío anacondial de Transitalia: por ese vértice se vierte el bufón -por ese vórtice-medalla que imanta el brillo memorial de un país inexistente. Y porque, aún con nombres, las dos regiones están por hacerse, por siempre, ya: por all-ways, ay: por todos-los-caminos en la vía regia de los eones”.
Eternos, perennes y reminiscentes, los caminos y los eones son, en la prosa de Salzano, un ejercicio de ficción sensorial, esto es, un discurrir perceptivo entre la imaginería espontánea que suscita la lectura y la posterior e inmediata creación a la cual el texto insta inexorablemente, debido a la constante colisión de imágenes:
“Eón”. ¿Habla el poeta de los millones de años anclados en el geo del eón, o se inscribe en la temporalidad de las deidades del gnosticismo? ¿Traza una relación entre ambos significados con el fin de fragmentar esos “caminos en la vía regia de los eones” y conducir al lector hacia ningún lado, augurando la posible extraterritorialidad?
“Somos los diplómatas de la doble ciencia, y si caemos es porque amamos lo que abajo de la baldosa: babosa, amanece ya. Hidromántica del turbión, esta celeridad que ya ni célebre ni edad: ay, aunque las celebraciones se multiplican en la tierra por nuestro viento Albour”.
Deudor de Bergson, el escenario de “¡Afrodictum!” recupera el intuicionismo y la sedición para dejar escribir al cuerpo, ese bestiario de infinitas experiencias sensoriales que nunca podrían ser reducidas a la mera configuración monista del sentido único o símil que cada palabra comparte con sus significados. Cuando el significante es subordinado a la dimensión corpórea, la apertura imaginaria es permeable a la creación de nuevos horizontes de sentido, y ese es el efecto que Juan Salzano logra con una gran potencia en este excelente trabajo.