El continente africano carga una mochila repleta de estereotipos que pesan cada día más. La imagen que tenemos en los países occidentales acerca de África, sobre kilómetros y kilómetros de desiertos plagados de animales salvajes, y de una población sumergida en la pobreza, tanto económica como cultural, es un tanto extremista.
En Argentina, estamos desligados de dicho continente y no tenemos conocimiento alguno sobre obras excepcionales de autores africanos. Afortunadamente, esta situación está cambiando. En mayo del año pasado, la editorial Empatía hizo su presentación con una antología de escritores africanos, con el objetivo de recorrer los países que integran al tercer continente más grande en extensión territorial.
La nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, autora de novelas premiadas como La Flor Púrpura y Medio Sol Amarillo, destaca como una de las autoras africanas con mayor repercusión a nivel internacional. Entre las temáticas que incide su escritura se encuentran la importancia de leer autores oriundos de África para evitar caer en la mirada occidental ajena a su continente. Publicó también dos obras orientadas al feminismo: Todos deberíamos ser feministas y Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo.
Chimamanda nació en el sur de Nigeria, en una aldea compuesta por cuatro comunidades llamada Abba, dentro del Estado de Enugu. En una entrevista para el diario El País de España, la autora explicó que su feminismo comenzó al no poder participar en ciertos rituales de su tribu igbo por ser mujer. Durante su infancia, residió en el campus de la Universidad de Nigeria. Su padre fue el primer profesor de estadística nigeriano y su madre trabajaba en la secretaría de la universidad.
A los 19 años se trasladó a Estados Unidos para estudiar Comunicación y Ciencias Políticas en Filadelfia, ya que obtuvo una beca por dos años en la Universidad de Drexel. Se graduó en 2001 de la Universidad Estatal del Este de Connecticut. Continuó sus estudios y obtuvo una maestría en estudios africanos, en Yale, y estudió escritura creativa en la Universidad John Hopkins, en Baltimore. Actualmente, divide su vida entre su país natal, donde brinda talleres de escritura creativa y desarrolla su vida, y Estados Unidos, donde escapa para escribir con tranquilidad.
Ngozi Adichie debe su trascendencia internacional mayoritariamente a dos charlas difundidas por la organización TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño): “El peligro de la historia única” y “Todos deberíamos ser feministas”. Ambos monólogos, con millones de visitas en Youtube, tratan temáticas esenciales para Chimamanda, como lo son el feminismo y el imaginario occidental del continente africano.
Todos deberíamos ser feministas
En su primer charla TED, Adichie aborda la temática del feminismo, haciendo hincapié en la responsabilidad y los prejuicios que se enfrentan al autonombrarse “feminista”. Su monólogo consta de una serie de vivencias mediante las cuales la autora percibió la desigualdad de género en primera persona. Acompañando su relato con explicaciones históricas de la opresión femenina, Chimamanda expone de forma sencilla las desventajas que conlleva ser mujer en la actualidad, pero también reconoce a los hombres como víctimas del sistema patriarcal (aunque claramente en menor medida).
Con la simpleza y claridad que la identifica, la autora describe cómo el género es una carga para las mujeres, considerando la posición de privilegio y poder que ocupan los hombres. Con ejemplos cotidianos de su vida, deja al descubierto la injusticia, la desigualdad y las imposiciones que sufren las mujeres, y cómo la sociedad hace la vista gorda, silenciando al feminismo y acusando de iracundas a sus militantes. “El problema del género es que prescribe cómo tenemos que ser, en vez de reconocer cómo somos realmente”, afirma Chimamanda, agregando que todos seríamos más felices y libres si no cargáramos con las expectativas de género.
Cuando se rotula de “problemática cultural” a la subordinación femenina, Adichie afirma que “la cultura no hace a la gente, la gente hace la cultura”, por lo que el cambio debe comenzar en nosotros. El broche de oro de su TED Talk es sin duda alguna su final, en el cual la escritora explica su percepción del feminismo: “La definición que doy yo es que feminista es todo aquél hombre o mujer que dice: ‘Sí, hay un problema con la situación de género hoy en día y tenemos que solucionarlo, tenemos que mejorar las cosas’. Y tenemos que mejorarlas entre todos, hombres y mujeres”.
Este monólogo, que ubicó a Adichie como una voz valerosa dentro del feminismo, se transcribió y fue publicado como un libro, el cual se volvió lectura obligatoria en las escuelas de Suecia.
El peligro de la historia única
La segunda charla TED de Chimamanda fue publicada en el año 2013. Nuevamente su presentación consta de un discurso, pero en esta oportunidad la escritora nigeriana relata diversas situaciones a lo largo de su vida en las cuales el monopolio de opiniones y la desinformación tuvieron consecuencias notables, en menor o mayor medida, en el desarrollo de un imaginario.
Adichie comienza relatando que en su niñez la única literatura a la que tuvo acceso fue inglesa o estadounidense y, como consecuencia, al escribir de pequeña sus primeras historias, los personajes eran físicamente opuestos a ella, consumían alimentos distintos a los que había en su casa, y disfrutaban de actividades y conversaciones que ella no conocía. Más adelante, cuando tuvo que mudarse a Estados Unidos para estudiar, Chimamanda descubrió que la imagen que tienen los países occidentales de África es sólo un cuarto de lo que realmente es. Incluso su propia compañera de cuarto creía que los nigerianos no hablaban el inglés, siendo que es uno de los idiomas oficiales del país, y que no tenían conocimiento de otra música que no fuera la tribal.
A partir de estas anécdotas, la escritora nigeriana expone la importancia de una pluralidad de relatos a la hora de construir una opinión o un imaginario sobre una persona, un lugar o un hecho. “No es que los estereotipos sean falsos, tan solo incompletos”, defiende Adichie. Para erradicar la disimilitud entre un imaginario erróneo y la verdad de un continente o país, la autora invita a adentrarse en lecturas de autores originarios del lugar en cuestión. En el caso específico de África, debemos abandonar esa visión general del continente, ya que comprende muchos países con culturas extremadamente diversas. También tenemos que erradicar la noción de que todos los habitantes africanos son pobres e iletrados. Así como la familia de Chimamanda pertenece a la clase media, no es la única. Como bien resumió la periodista española Elvira Lindo: “La manera en la que simplificamos el devenir de millones de personas en un territorio inmenso acaba siendo ofensiva por más que nuestra intención sea buena”. Todos tenemos la responsabilidad de aprender la realidad de países ajenos al nuestro.
Querida Ijeweale. Cómo educar en el feminismo
La cuarta ola feminista generó un impacto muy grande a nivel internacional. El constante cuestionamiento a la sociedad patriarcal, los roles de género y los estereotipos, desencadenó una reflexión consciente sobre la importancia de programas educativos con perspectiva de género. Sin embargo, según afirma una investigación de la Global Early Adolescent Study, a los 10 años los roles y estereotipos de género ya están consolidados en los niños y niñas. Siendo la educación preescolar una responsabilidad mayormente materna y paterna, muchas familias necesitan formas de crianza alternativas urgentemente.
Cuando una amiga de Chimamanda la contacta en busca de una guía para formar a su hija desde el feminismo, la escritora decide enviarle una carta con 15 consejos para criar a una niña confiada, autosuficiente y sana. Además, la misiva comienza contando sus dos “herramientas feministas” para afrontar situaciones cotidianas con perspectiva de género y sin estigmas:
“Yo importo. Importo igual. No <>. No << siempre y cuando >>. Importo equitativamente. Punto”
”¿Puedes invertir X y obtener los mismos resultados?”.
Su carta se convirtió en su tercer libro publicado con la editorial Random House, dado que la autora creyó que fue una forma “sincera y práctica” de atender una “urgencia moral: crear un mundo más justo para hombres y mujeres”.
Enseñando con historias
Si hay una cosa que caracteriza a Chimamanda Ngozi Adichie es su capacidad para esclarecer malentendidos. Nos explicó cómo conocer la realidad de las cosas oyendo todas las campanas, nos enseñó que el feminismo no es una ideología que excluye y atenta contra los hombres, nos mostró que el patriarcado nos oprime a todos; todo a través de historias. Su talento para captar en lo cotidiano el ejemplo perfecto y más claro para quitarnos la venda de los ojos la hace una “contadora de historias”. Porque en sus historias se esconde la necesidad de repensar, evolucionar, y a veces solo se necesita una mujer valiente e ingeniosa que nos haga contemplar el mundo y querer cambiarlo.