Atravesamos un contexto político-económico que está poniendo en jaque la continuidad de los proyectos editoriales emergentes. En este marco, donde la tendencia pareciera ser más de repliegue y de reestructraciones que de crecimientos, entrevistar a un proyecto como Rara Avis -con su apuesta por la materialidad, por abrirse camino entre el ruido- es una singularidad que muestra la vitalidad y fuerza propias de la edición independiente argentina. Para ello, entrevistamos a Ramiro Mases y Julieta Massacese, directores de la editorial.
Rara Avis Editorial, ¿cómo empezaron con el proyecto?
Es un proyecto colectivo formado hace dos años por seis colegas y compañerxs que nos encontrábamos trabajando en distintas áreas del mundo del libro y compartíamos la particularidad de estar finalizando la carrera de Filosofía en UBA.
La pregunta por el lugar que ocuparíamos en el campo cultural llegó, naturalmente, de inmediato: ¿Qué hacer con todo aquello que hemos hecho y aprehendido en los años de carrera? ¿Acaso los únicos dos caminos exclusivos que puede seguir un egresadx son el de la docencia y el de la investigación? ¿No podría existir la posibilidad de que esos textos leídos, discutidos; esos intercambios interminables con colegas y toda la avidez de conocimiento pudiera servirnos también, por ejemplo, para pensar un catálogo editorial? Y aquí, esas preguntas se convirtieron en impulso, el impuslo en deseo y, finalmente, en vocación.
Así que nos pusimos a construir el proyecto y un año después (en diciembre de 2017) recibíamos -en medio de las piedras, las balas y los gases de la represión en Plaza Congreso- nuestro primer título: La espada de pasto, de Ignacio Bartolone. Y desde ese momento no hemos parado ni un segundo de trabajar e investigar para mejorar cada vez más la calidad de nuestros libros.
El catálogo editorial, ¿cuál es su apuesta?
La creación del catálogo editorial la pensamos como tarea creativa, como respuesta existencial y como herramienta de intervención político-cultural. Es decir, nos interesa la idea de poner algunos textos a circular y pensar de qué modo pueden intervenir o generar debates y promover investigaciones.
Contamos con dos líneas editoriales: Gallinero (de dramaturgia argentina contemporánea) que cuenta con tres títulos, y Ensayos, con uno más. En el caso de Gallinero, casi todxs son autorxs sub-40 que vienen del mundo del teatro y se encuentran en una búsqueda poético-literaria. La apuesta fundamental de esta colección es la de intentar romper con el prejuicio sobre la lectura del teatro (“No leo teatro”, escuchamos en las librerías). Por eso nuestro interés en publicar libros que generen un deseo en el lector y le provean una experiencia igual de intensa que la que le puede garantizar, por ejemplo, la novela.
La estética, ¿cómo conciben el arte de tapa?
La estética o lo estético, en cuanto dimensión fundamental de la materialidad del libro, la pensamos desde el punto cero de nuestro recorrido como un ítem cuya importancia corría a la par de la selección y presentación de los textos que publicáramos. El rasgo más distintivo de la colección Gallinero, que fuera oportunamente ideado por el director de la colección, Alberto Romero, radica en el hecho de utilizar obras originales de artistas visuales contemporáneos y adaptarlos por medio del diseño a la tapa del libro. Es ahí donde pretendemos que resida la singularidad estética como identidad de la colección.
Lo digital, ¿por qué la amenaza al impreso no fue tal?
Si la experiencia de consumo de libros estuviera asociada meramente al texto, sin duda el formato libro habría sido desplazado de la centralidad y hubiera corrido una suerte parecida a la del CD. Pero la experiencia de lectura que ofrece el libro (como soporte), está esencialmente atravesada por el contacto con esa materialidad y por todo lo que sucede a su alrededor. Los libros son objetos y en tanto tales contienen una dimensión independiente del texto. Por eso nuestra apuesta por la materialidad: buscamos hacer libros bellos, atractivos.
Aún así, creemos que hay que estar muy atentxs a las transformaciones e intentar adaptar la labor editorial a ellas.
¿Una recomendación?
En lo personal, nos interesa mucho la consolidación del circuito de ferias del libro provinciales y municipales porque son un aporte fundamental para la extensión y consolidación de un público lector, la circulación federal de las ediciones, además de representar un considerable estímulo económico para las editoriales independientes.
Estas ferias dan cuenta también de que la producción y consumo cultural exceden por mucho los estrechos márgenes de la metrópoli de Buenos Aires. Por eso celebramos la aparición de decenas de ellas a lo largo y ancho del país y las recomendamos a todos los amantes de los buenos libros.
Esperamos y peleamos para que esa política resista el embate al que viene siendo sometida toda política de beneficio público en estas épocas de ajuste feroz.