Llega otro fin de año y suele decirse que es buen momento para mirar un poco hacia atrás y pegar una revisada.
Una vez más, convocamos a todos los que colaboraron –de una u otra manera- con la sección en este 2014, y les pedimos que nos cuenten cuáles fueron los libros que más les gustaron en el año y en qué proyecto están trabajando.
Aquí las respuestas:
ADRIÁN ROCHA
El lugar que ocupa el hedonismo en la cultura es un tema que me interesa, hace mucho. Vivimos tiempos que lo exaltan, pero capaz eso sea un indicador de otra cosa. Algo así como un enunciado de la posmodernidad, que si bien no está oculto tampoco se deja ver tan fácilmente.
Este año continué hurgando en ese asunto, leyendo a varios autores. Pero nombraré sólo tres libros:
1) “Nietzsche“, de Ezequiel Martínez Estrada. Sabemos que Martínez Estrada fue un gran ensayista, pero este libro -que vengo releyendo hace varios años- no deja de sorprenderme, ya que ahonda en el espíritu religioso de Nietzsche, en su perfil ascético, y eso es fascinante, justamente porque Martínez Estrada acentúa la necesidad de Nietzsche de destruir algo que al mismo tiempo quiere resignificar (transvalorar). Que Martínez Estrada haya escrito eso en Argentina y en 1947, es un ejemplo de su agudeza filosófica.
2) “Poemas a la hora de comer“, de Frank O’Hara. En todo lo que leí de él encontré una profunda estetización del placer; aspecto que a varios que transitamos el pensamiento marxista podría parecernos mero capitalismo discursivo, ya que no logramos deshacernos del todo de esa práctica ascética ligada al Amo (La Revolución). Pienso que difícilmente exista hedonismo literario que resista a las críticas de Severo Sarduy sobre las relaciones entre capitalismo y lenguaje, y en ese sentido O’Hara fue una novedad para mí, ya que inaugura una forma de vincularse con las palabras que pareciera burlar a toda teoría crítica.
3) “Fuera de género“, de Roberto Echavarren. Este ensayo se complementa con los libros anteriores. Hay un capítulo donde Echavarren se detiene en un interesante análisis sobre las diferencias entre las nociones de Deseo en Deleuze y Placer en Foucault, para explicar por qué éste último rechazaba el concepto de Deseo, debido a su cercanía con el psicoanálisis y por estar subordinado a una suerte de vigilancia erótica (“dime a quién deseas y te diré quién eres”); pero también sabemos que el Deseo en Deleuze está lejos de Lacan, y que no reposa sobre algún objeto -ni imaginario ni simbólico- sino que se ensambla a través de agenciamientos, de conjuntos.
El espíritu religioso y el vitalismo del pobre Nietzsche; el hedonismo pop, desentendido y por momentos interpelativo de O’Hara junto con los desarrollos teóricos de Echavarren fueron algunos asuntos con los que dialogué en 2014.
¿Si estoy escribiendo algo? Hay cosas en las que vengo trabajando, pero muy despacio. Veré más adelante qué hacer con ellas.
ANDRÉS ALLEGRONI
Un libro imperdible es “Herzog por Herzog” de Cuenco del Plata, realmente magnífico. Sin duda diría que “Glosa” de Saer sigue siendo una de las grandes novelas y rescato también “Fogwill, una memoria coral” de Patricio Zunini.
AUGUSTO MUNARO
El mejor libro aparecido este año es sin lugar a dudas “Catatau“, del inmenso Paulo Leminski. ¿Qué puedo agregar de este autor inclasificable? Hace quedar a Emeterio Cerro como un falsario. A Lezama Lima como un amateur, un burdo coleccionista de vocablos exóticos. Se trata de la novela-idea escrita dentro de varias décadas, cuando los lectores al fin comprendan que de los libros no se puede esperar ideas claras, sino experiencias indeciblemente profundas. La traducción es de Reynaldo Jiménez, otro magnífico poeta. La editorial que hizo esta proeza posible es Descierto editora. Recomiendo absolutamente su lectura.
En segundo lugar podríamos mencionar la edición conmemorativa de “Paniluro de México“, del siempre bienvenido Fernando del Paso, a cargo del FCE. Por último, la casa editorial chilena Origo sacó en un lujoso tomo, las “Obras reunidas” del exquisito Augusto d´Halmar. Gran oportunidad para reencontrarse con una prosa única y muy poco leída hasta hoy.
Actualmente me encuentro trabajando una nueva nouvelle. Una que aglutina series de ideas un tanto díscolas… veremos qué resulta.
DAIANA HENDERSON
“Botafogo“, de la bahiense Mariela Gouiric (1985), por Eloísa Cartonera. Es un libro de un amor puro, ingenuo y total, como sólo pueden ser los amores de verano y los de la adolescencia, que duran para siempre. Un libro festivo, musical, femenino, delicado, sensual —naturalmente, porque esa en la naturaleza su autora—.
“Hablar como los animales“, del también bahiense Milton López (1987), por Eloísa Cartonera. Como alguien dijo de su coterráneo Mario Ortiz, puedo decir que Milton vive en estado poético. Tiene una sensibilidad y un entendimiento del universo que le permiten transformar las cosas en mejores versiones de sí mismas. Y lo hace con una liviandad y una facilidad realmente admirables. Milton escribe versos importantes casi sin darse cuenta. Es un libro humilde y generoso.
“Veriles” del paceño Cristhian Monti (1978), por Ediciones Vox. Estoy sentimentalmente involucrada con este libro así que no puedo decir demasiado y seguir siendo justa. Desde un pueblo a la vera del río, los poemas aparecen como fotos digitales: espontáneas y naturales —en contraposición a los textos del tipo “postal”, típicos del costumbrismo y de la falsa afinidad con el litoral con que se suele escribir desde Buenos Aires—. La palabra “veriles” es la que los pescadores usan para llamar a las líneas del río que diferencian una zona profunda de una que no lo es. Por ahí va.
“1.000 millones. Poesía en lengua española del siglo XXI” editado por la Editorial Municipal de Rosario para el Festival Internacional de Poesía de este año. Éste último lo disfruté doblemente. En primer lugar, tuve la suerte de formar parte del equipo a cargo de su compilación, junto a Daniel García Helder y Bernardo Orge. Fue un gran aprendizaje y de algún modo continúa lo iniciado con la publicación de 30.30 poesía argentina del siglo XXI (que, dicho sea de paso, acaba de ser incorporado por Cultura a la colección Juan Gelman, es decir, que en este momento se está distribuyendo en todas las escuelas del país, por lo cual los adolescentes tienen ahora a su alcance un muestreo de poesía escrita contemporáneamente en todo el país por poetas de una edad muy cercana a la suya). 1.000 millones reúne a 33 poetas nacidos entre 1980 y 1995 de todo el mundo. Sería ilegítimo que yo haga una valoración del libro, pero sí me permito recomendar que lean a los autores que aparecen ahí, y que si pueden aprovechen el mapa, no sólo geográfico, sino editorial, social, hipermedial que ahí se facilita, para hacer un recorrido por el estado de la poesía joven a nivel mundial. Este tipo de libros no ensayan respuestas, ni clausuran una época, sino que son proyectivos, abren preguntas invitando al lector a hacer su propia lectura, a marcar sus preferencias, a argumentar sus desacuerdos, a proponer otros recortes, otros poetas. En fin. Hay mucho por descubrir y por discutir.
Otro libro que disfruté muchísimo, que leí a principios de este año pero que salió publicado el año pasado, es “La voluntad” de Miguel Ángel Petrecca (1979), por Bajo la luna. Después de haber traducido y compilado la antología “Un país mental. 100 poemas chinos contemporáneos” —un libro que tenemos que agradecer porque de otra manera no hubiésemos podido acceder a un panorama de este estilo— Petrecca reaparece con este libro sereno, suave, retrospectivo y con poemas de una gran inteligencia.
También me alegró mucho la publicación de dos poesías reunidas, sobre todo porque se trataban de materiales a este punto dispersos y difíciles de hallar: “Paz o amor“, de Marina Mariasch (Blatt & Ríos) y “Natural“, de Martín Prieto (VOX).
Ahora estoy leyendo un libro que era una cuenta pendiente: “Sudeste“, de Haroldo Conti, publicado en 1962, y no puedo creer cómo viví hasta ahora sin haberlo leído.
Actualmente no estoy escribiendo. O sí, pero nada que me esperance demasiado. Estamos armando para Ediciones Neutrinos una colección de poesía iberoamericana contemporánea, que iniciamos este año con el libro “Contra mí vivíamos mejor” del español Pablo Fidalgo Lareo (1984). Hicimos una pequeña tirada de ejemplares artesanales y numerados de una novelita del costarricense Luis Chaves, “Asfalto“. Un road poem, que por supuesto se agotó de inmediato y que en breve saldrá por imprenta. También sale un libro del tico Jeymer Gamboa y del peruano Kevin Castro.
ENZO MAQUEIRA
–Escribir. Ensayos sobre literatura. Stevenson.
–El prejuicio del sexo. Sebastián Hernaiz.
–Misión Kenobi. Juan Guinot.
–La ciudad invencible. Fernanda Trías.
–La maravillosa vida breve de Oscar Wao, Junot Diaz.
Trabajo actual: una nueva novela que cruza el ambiente idealizado de la infancia con la proximidad de la muerte.
FEDERICO MATÍAS PAILOS
Bueno, creo que ya tengo la bendita lista. El libro que más me impresionó de los que leí este año fue “El Atlas de las nubes“, de David Mitchell. Enorme novela, super entretenida, y un impactante laburo con el lenguaje. (Son cinco o seis historias, escritas con estilos y puntos de vista radicalmente diferentes al resto.) Claro: no fue publicado este año. Con “Éramos unos niños“, el libro de memorias de Patti Smith sobre (digamos) su primera juventud -y, en particular, su relación con Mapplethorpe- creo que estoy un poco más cerca. Huele a espíritu adolescente. El último libro que leí es “Las redes invisibles“, de Sebastián Robles, notable colección de relatos sobre redes sociales altamente anómales, surfean el terror, el fantástico y la ciencia ficción, y hasta se anima al comentario metaliterario. Para completar el quinteto, te agrego “El poder del perro” -policial in your face- y “Postpunk“, de Simon Reynolds, relato de época y de una escena que es buena parte de lo mejor del rock.
Ah, me olvidaba: estoy escribiendo una novela bastante larga con biografías apócrifas de escritores inventados, pero inspirados en referentes bien reales (más o menos los que más me gustan: Wallace, Bolaño, Dick, Polleri, Houllebecq, Lamborghini). La idea es, en la medida de lo posible, importar no solo los hechos de esas vidas, sino el estilo literario de estos tipos. Veremos cómo sale.
FEDERICO PÉREZ LOSADA
De los libros que leí este año y más me gustaron están “La construcción” de Carlos Godoy y “Primavera ninja” de Luis Orani, ambos publicados por Momofuku; “Primer amor, últimos ritos” de Mc Ewan, que era una deuda pendiente; “Los mantenidos” de Walter Lezcano editado por La Funesiana; “Telegraph avenue” de Michael Chabon; “Wrath of the angels” de John Connolly, que se volvió mi adicción; “Breve Diccionario para tiempo estúpidos“, del filósofo uruguayo Sandino Nuñez, editado por Criatura en Uruguay y “El sentido de un final“, de Julian Barnes.
Estoy trabajando en el desarrollo de un guión para una película y en mi segunda novela, aunque la primera sigue inédita. Y estoy filmando un documental sobre la banda Valle de Muñecas.
FERNANDO NOY
Y bien aquí va mi pseudo ranking: “Háblame de amores” de Pedro Lemebel, “Subrayados” de María Moreno, “Ladrilleros” de Selva Almada, “Una muchacha muy Bella” de Julian Lopez y “Le viste la cara a Dios” de Gabriela Cabezon Camara. Además de la Biografía coral de Enrique Fogwill editado por Mansalva.
En este momento estamos ultimando con Tranquilo Producciones la presentación en formato de libro de “Historias del Under” el programa que se emitió durante años por canal A, para Random House Mondadori y cierro mi segundo libro de narrativa “Cuentos quemados por el portero” como también el sexto de poemas aun sin título…
Ah, me olvidé del libro de poemas excelente de Juan Anselmo Leguizamon “De quién son esos zapatos”. Y los “Cuentos Completos” de Juan José Manauta. Disculpá el vértigo porque yo vivo así sin pausa… Lo siento… Gracias.
FLOR CODAGNONE
Cosas que leí durante 2014 y que recomiendo en orden aleatorio:
–La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo, Mariana Enriquez (Ediciones UDP, 2014)
–Spleen, María Magdalena (Letra Viva, 2013)
–58 indicios sobre el cuerpo/Extensión del alma, Jean-Luc Nancy (La Cebra, 2008)
–Algunas madres también se mueren, Inés Ulanovsky (Capital Intelectual, 2010)
–Trabajar cansa / Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, Cesare Pavese (Alción, 2011)
–Literatura y Vacío, José Ioskyn (Letra Viva, 2013)
–Mi libro enterrado, Mauro Libertella (Mansalva, 2013)
–Jacksonismo, Mark Fisher (ED), (Caja Negra 2014)
–La tierra Santa, Alda Merini (Pre-textos, 2005)
–Lo atenuado, Javier Galarza (Audisea, 2014)
Sobre el material que estoy preparando: tengo listo un pequeño poemario de 17 piezas, cada una en nombre de un filósofo, que surgió a partir de una serie de programas de radio de Darío Sztajnszrajber. Estoy intentando un nuevo poemario, más largo, y un texto sobre letras de rock. Por último, espero que 2015 sea el año en que, por fin, termine de darle forma a una selección de sueños en la que vengo trabajando desde hace tiempo.
HERNÁN RONSINO
–Lengua materna, Fabio Morabito.
–El país de la guerra, Martin Kohan.
–Historia de Roque Rey, Ricardo Romero.
Estoy trabajando en una novela, comenzando con ese proyecto.