Este recordatorio de las mejores obras literarias del año pretende ser un ecléctico reflejo de la trama colorida de ideas puestas en palabras en un año difícil para el sector. Muchos libros importantes no pudieron entrar en la selección y esto es solo un mínimo reflejo de las voces más destacadas del año. Esperamos que el 2020 traiga más sonrisas que piedras en el camino para quienes forman parte de la industria editorial.
“Starenka”, de Natalia Leiderman
Editorial: Caleta Olivia
Podría ser un simple libro de poesía más, un esbozo de las historias de una abuela que ya no está, pero la pluma dotaba de metáforas y técnica de Natalia Leiderman convierten a Starenka en el mejor libro de poesía del año. Una despedida con dignidad, y en palabras de Melina Alexia Varnavoglou “una forma de recrear imágenes creándolas.” Un libro de por sí filoso, auténtico y feminista. Allí donde los devenires y preguntas de la abuela de Leiderman rozan sus propios interrogantes.
“Ramitas”, de Carlos Battilana
Editorial: Caleta Olivia
Carlos Battilana, parece ser en Ramitas, donde desnuda su obra completa, un poeta de la paciencia y lo cotidiano, como también de la simpleza efectiva de quien conoce una verdad que atraviesa la concreción literaria. Testimonio necesario de años de trabajo en la construcción de la palabra. Este libro se vuelve un riquísimo y preciado documento para todos los lectores interesados en la materia y el misterio de la poesía y también para todo escritor y artista que necesite intuir cuáles son los pasos a seguir en el camino de la creación.
“Ningún lugar más que acá”, de Jazmín Carballo
Editorial: Concreto Editorial
Jazmín Carballo demuestra que lo suyo es narrar imágenes cuando retorna al nido familiar, en medio de la muerte de su abuela. En esta novela los personajes, construidos finamente y con oficio, tienen el anhelo de encontrar qué es lo importante en las pérdidas y qué es lo que pasa efectivamente entre ellas.
“Litio”, de Malén Denis
Editorial: Concreto Editorial
Litio de Malén Denis, la primer novela de una autora que ya lleva escritos 4 libros de poesía (Con una remera de Sonic Youth, 2009; Buscar drogas en Wikipedia, 2014; Un gran incendio de vidrios, 2017; y Brillante, 2017) es un libro que nos habla de los interiores y del abandono, de una forma metafórica como solo ella -una hacedora de poesía- sabe canalizar. Una novela atravesada también por la necesidad de que sean las mujeres las que cuentan la verdad de los hechos de violencia y sin renunciar a su obsesión por todo lo que es la cultura popular; inclusive con ese título: Litio, que remite tanto a la enfermedad como a ciertos lugares populares de la cultura y el mundo.
“Por mano propia”, de Melina Alexia Varnavoglou
Editorial: Caleta Olivia
Como su título lo indica, Melina Alexia Varnavoglou busca con su voz narrativa anclarse en el mundo de la poesía visibilizando al mismo tiempo su cuerpo, su deseo. Un deseo sin miedo. Un deseo que no teme pisar aquellos lugares antes reservados solo a los hombres y lo hace con fiereza, sensibilidad y ajusticiamiento.
“Club Atlético Ansiedad”, de Axel Malamud
Editorial: Modesto Rimba
Poemas desconfigurados hechos para una juventud en decadencia. Con un propio ritmo que permite afirmar que este libro abre un antes y un después en la forma de hacer poesía. Retomando los viejos 90 pero al filo del terrorismo necesario para expulsar los demonios de una juventud que ve caer todos sus sistemas, inclusive los tecnológicos. Y que se pregunta ¿por qué seguir? o ¿dónde está el chocolatito que dejé a las 4 am en la heladera? Todo es válido para este primer libro que juega con las etapas de formación de un club muy especial. Que nos habla de una clave de época.
“Fruto Rojo”, de Tomás Litta
Editorial: Santos Locos
¿Qué es el amor? Se pregunta Tomás Litta en su primer libro Fruto Rojo. Litta busca su respuesta con la liviandad de una fruta, o una fresca brisa de aire que entra por la ventana. La voz narrativa que construye el libro es ágil y sabe de conocimiento. A pesar de hablar del abandono, un tema bastante recurrente en la poesía contemporánea, el autor lo hace con la palabra justa, la oración necesaria para terminar cada verso dejándonos impacientes a nosotros. Se podría decir que Tomás Litta es un poeta de verdad, de esos que causan un golpe en el alma al leerlos.
“Futuro Problema”, de Marico Carmona
Editorial: Elemento Disruptivo
Podríamos decir desde el título que a Marico Carmona le interesa la ansiedad del futuro, pero no, Marico ya es este futuro. Sus poemas “que parecen haber sido escritos en un día” son de una variedad queer que se pregunta por su ser y por el mundo, por los abismos que salta cada día mientras mira al mundo descomponerse y se prende una tuca. Marico Marcona es además ganador del Slam de Poesía 2019 de Ciudad Emergente, y este poemario es su premio. Imperdible lectura por su frescura y su forma nueva de mostrar la realidad.
“Selva Ociosa”, de Noe Vera
Editorial: Caleta Olivia
“La medida de la verdad es rápida” y también puede ser la que se detiene en la belleza, para rescatar el instante, entre cotidianidad, extranjeros niños y tardes de naturaleza. La selva ociosa de la vida se presentan en los poemas de Noe Vera como instantánea suave y sabia develadora del instante. Y no hay quien lea este libro y no quede atrapado por su ritmo y su hipnótica mirada del mundo.
“Personas que lloran en sus cumpleaños”, de Gustavo Yuste
Editorial: Paisanita Editora
En Personas que lloran en sus cumpleaños, la primera novela de Gustavo Yuste, se puede encontrar una historia de encuentros y desencuentros en esta era líquida y difusa. Escrita en formato de diario personal, vemos pasar durante sus hojas una crítica velada al imperativo de la felicidad, así como a otras tradiciones y costumbres que muchas veces reproducimos sin darnos cuenta. El humor y la ironía, además, juegan un rol clave mientras los protagonistas lloran, se alejan y se acercan.