La editorial Empatía hace su presentación con una antología de escritores africanos contemporáneos, de escasa circulación en nuestro país. Entrevistamos a su editora, Marcela Carbajo.
Un estudiante que no encuentra el rumbo de su vida se emplea en una oficina delgobierno para animar a los granjeros a que siembren algodón. En su aventura, viaja a Mwingi (Kenia), un distrito semiárido en donde no hay nada para hacer, excepto comer cabra. Un niño recuerda el fusilamiento de una banda de ladrones en Bar Beach, Lagos, acto que presenció con su padre y su hermano, al que años más tarde fusilarán en ese mismo lugar. Ngono, un emigrante camerunés se encuentra en Berlín en 1913 y decide no huir de sus agresores blancos y racistas al escuchar en su cabeza la voz de su padre: “¿De qué te escapás, eh? ¿Los blancos no son también hombres? ¿Eres tan cobarde como para huir de hombre como tú?”. Estos son algunos de los relatos que forman parte del primer libro de la editorial Empatía, cuyo propósito es transitar las letras del continente africano y de ese modo combatir los prejuicios y clichés que lo rodean.
“Quisimos empezar con la antología porque de esa manera hacemos un recorrido por varios autores y países”, afirma Marcela Carbajo, a cargo de Empatía. “La parte subsahariana, Nigeria, Kenia, Uganda, tiene muchísimos escritores famosos, ganadores de premios literarios importantes. Empezamos por ahí para trazar una referencia”. El continente cuenta con cincuenta y cuatro países y más de mil millones de habitantes, es el tercero en extensión territorial, sin embargo es común pensarlo como si fuera un solo país, un todo homogéneo, envuelto en algunos estereotipos y bastantes prejucios. “La imagen que tenemos de África es una cebra o una jirafa caminando frente a la puesta del sol y en realidad en muy pocos lugares de África hay jirafas”, sostiene la editora.
Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria), una de las escritoras de mayor trascendencia en la actualidad, asegura que la literatura occidental ha creado una historia única sobre África, centrada en la pobreza, las enfermedades y los conflictos políticos: “La historia única crea estereotipos y el problema con los estereotipos no es que sean falsos sino que son incompletos. Hacen de una sola historia la única historia”. El primer libro de Empatía reúne relatos de once escritores, entre ellos, Binyavanga Wainaina (Kenia, 1971); Mandla Langa (Sudáfrica, 1950), cuyo trabajo sobre las memorias presidenciales de Mandela ha sido publicado en español; Chika Unigwe (Nigeria, 1974), Helon Habila (Nigeria, 1967) y Abdourahman Waberi (Yibuti, 1965). Además, la editorial está próxima a publicar el libro Abigail del nigeriano Chris Abani, “un libro terrible pero muy bello”, según relata Carbajo y prepara para los siguientes meses una colección de relatos del varias veces candidato al premio Nobel de Literatura, Ngugi Wa Thiong’o (Kenia 1938) y una novela de la ruandesa Scholastique Mukasonga, La mujer Descalza.
¿Por qué una colección de escritores africanos?
Si uno ve películas, lee libros o escucha música se hace la idea de un lugar en un determinado momento. Por ejemplo, Nueva York en los años ’20: alguien que leyó El Gran Gatsby o vio la película, se lo puede imaginar. Pero de los países africanos no hay muchas ficciones publicadas en Argentina. Conocemos a J. M. Coetzee, a Chimamanda y ahora un poco a Jose Eduardo Agualusa, sin embargo al ver los portales especializados o libros con los mejores escritores africanos, muchos acá no están, no existen. En España y Francia se encuentran más escritores publicados, por la cercanía o porque los países fueron colonia, sobre todo del norte de África. No tener acceso a esa literatura hace que uno no tenga un imaginario real sobre el continente, entonces África queda como un continuo todo parecido. Y no pasa solamente acá, pasa en el resto del mundo también.
¿Cuáles son los temas más característicos en la literatura africana?
Son muchos los temas y variados, sin embargo hay una realidad que vivieron todos los países: el haber sido colonia. En general, después de que se fueron los colonizadores, dejaron algún títere o dictador que gobernó durante sesenta años, esa es una realidad común en todo el territorio. Un tema muy fuerte es el choque entre la tradición y la modernidad, algo que narra muy bien Chinua Achebe en Todo se desmorona: el momento del derrumbe con la llegada del europeo. La educación también es un tema importantísimo. Los padres saben que tienen que mandar a sus hijos a la universidad y lo ponen por encima de todo, muchos luego hacen un posgrado en Inglaterra, Estados Unidos o Francia.Ellos tienen esa aspiración, aún las clases más humildes, esto da lugar a otro gran tema que es la emigración y sus consecuencias. Luego hay países más rurales en donde los escritores abordan temáticas agrarias, por ejemplo las sequías y en donde también está presente el conflicto entre etnias. Lo que pasó con la colonización es que los países imperialistas dibujaron las fronteras y así dividieron etnias por la mitad, juntándolas en algunos casos con otras etnias con las que tenían enfrentamientos históricos.
¿Cómo incide la educación norteamericana o europea de los autores en la visión del continente?
No creo que haya mucha incidencia porque los autores tienen un pie muy fuerte en el continente, en general vuelven después de terminar sus estudios. Muchos de los escritores tienen padres que son o fueron parte de tribus, padres polígamos, es decir que la tradición y las raíces son muy fuertes, no hay un gran cambio de mirada.Hay que tener en cuenta que las independencias africanas son de los años sesenta y setenta, es decir, hace muy poco.
Que en nuestro país no haya sido casi publicada la literatura africana contemporánea, aún con varios escritores premiados y reconocidos en otros lugares, ¿obedece a una cuestión cultural o de mercado?
No es algo que pase acá solamente. Los países africanos tuvieron condiciones de producción muy precarias y les cuesta mucho llegar al centro, no solo en lo literario sino en varios aspectos. En la cultura occidental el imaginario es que África es un país y en realidad es un continente gigante. El suplemento sobre África del diario El País ya lo presenta así, como un todo. Chimamanda también lo narra en una anécdota: viajando en avión, la aerolínea hace un anuncio sobre trabajos de caridad “en India, África y otros países”. Existe esa concepción y es un problema en general. Ellos tienen mucho más conocimiento de la literatura latinoamericana que nosotros de ellos, a García Márquez lo adoran.
El sector editorial en Argentina se contrajo mucho en los últimos años: caída de las ventas, reducción de tiradas y de títulos publicados. En ese contexto, ¿cómo ves el panorama para Empatía?
No puedo ser muy categórica porque Empatía es una editorial nueva. Se sabe que es un momento difícil y no creo que haya nadie que se meta en este mercado para ganar dinero. Pero tampoco creo que sea cuestión de apuntar a ser pobre, es imposible sostener un proyecto así en el tiempo. Una editorial llamada independiente tiene que poder cubrir sus gastos. Sé que muchas veces no se cubre, casi todos los que trabajamos en editorial trabajamos en otra cosa también. Nosotros sabemos que vamos a tener un primer año difícil en ese sentido, pero esperamos al segundo año ganar lo suficiente para poder pagar derechos e imprimir. El pago a los escritores y traductores también es importantísimo. Si una editorial por más que sea nueva no puede pagar eso, es un problema. Hay como cierto imaginario de que por ser una editorial independiente se asume que todo tiene que ser de onda y no es así.
¿Cómo fue la recepción ante este primer libro y a qué lector apunta la editorial?
En general la recepción fue muy buena. Recibimos muy buena crítica por parte de los lectores, escritores y editores.Si bien la coleccción se presenta como un tema de nicho, no me gustaría apuntar a un público de nicho y creo que lo estamos logrando. No me gustaría apuntar a un público reducido al “intelectual”. Estamos trantando de distribuir en la mayor cantidad de liberías posibles en Capital, no estamos en las grandes cadenas pero estamos en muchas librerías, en el interior todavía no hicimos una gran campaña. Estamos en Montevideo y tenemos previsto llegar a Chile. El mes que viene llegamos a Rosario, Córdoba y Entre Ríos.
¿Por qué Empatía?
Empatía porque si uno no conoce es difícil generar un acercamiento. Yo leí cuando era chica La cabaña del tío Tom y para mí fue fuertísimo, uno genera una relación más afectiva con determinado tema. Esa era un poco la idea. Quizás la gente llegue a tener otra imagen mental sobre lo que es África.
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Marcela Carbajo recomienda: el tema “Africans” de la nigeriana Nneka por la voz, el toque reggae y las letras de denuncia que en general tiene la cantante. Entre los padres de la música africana, cualquier disco de Miriam Makeba o Fela Kuti, en general están muy bien.