Nunca un artista hasta la fecha ha transmitido de manera tan sincera, cruda, comercial, eléctrica, ruidosa y llena de hermosas notas tanta desesperación. Dotó la tristeza de enorme belleza, el arte escrito con sangre, para así dejar su legado eterno de último icono maldito del rock. Por eso hoy, celebramos el que hubiese sido su aniversario número 49. – Alejandro Hoffmann
Downer
1989 – Bleach
Mientras en Seattle, 1988, se estaba gestando un movimiento que tendría en Nirvana a su máximo representante y grupo insignia, en los Reciprocal Recordings, Jack Endino producía uno de los manifiestos fundamentales del nuevo grunge, promovido por la emergente disquera Sub Pop. Por el módico costo de 6O6,7 dólares y solo algunos días de grabación (lo que en un comienzo se pactó fuera un EP, terminó siendo un LP de 13 canciones), Nirvana construye Bleach. Así llegamos a “Downer“. Grabada (junto a Floyd the Barber y Paper Cuts) también en los Reciprocal, unos meses antes que Sub Pop aprobara la producción del disco (si bien estas tres canciones no salieron en la versión original de Bleach -a Cobain no le convencían como sonaban con Chad Channing, quien fue el baterista en el resto del disco-, fueron agregadas en futuras ediciones). Bajo una base infernal de bajo a cargo de Chris Novoselic, y los primeros acordes distorsionados de un joven Kurdt Kobain (según los créditos oficiales), la batería de Dale Crover (baterista de los Melvins, grupo fundamental para la existencia de los de Aberdeen), conforman una descarga de apenas un minuto 42 segundos, que sin duda refleja la esencia más punk del grupo, perfumados de una furiosa, cruda y melodiosa (calma y estruendo) característica clásica, en la futura gran obra de Nirvana. Los trazos de la pluma de Cobain ya comenzaban a dar sus mejores versos: esa lírica confusa y ajustada perfecta a sus riffs, embanderando el cut up del gran Wiliam Burroughs, surrealista, decadente, reaccionaria y ambigua (en el “intento” de escribir una canción política) convierten a “Downer” como una de las canciones obligatorias para entender la quinta esencia de un grupo que en breve, estaría en la boca de todos, dándole voz a toda una generación muda y anestesiada que venía por lo bajo, sin ni siquiera habérselo propuesto. – Alejandro Hoffmann
Come As You Are
1991 – Nevermind
Del disco relevante de Nirvana, Nevermind (1991), se extrajo en 1992 la canción-invitación Come As You Are. Producida por Butch “Nevermind Man” Vig (Smashing Pumpkins, Sonic Youth), quien luego sería baterista de la banda Garbage. Con una letra que denota un juego poético de luces y sombras, muy distinta a las otras canciones que escribiese Kurt Cobain. Esa invitación a que “venga tal cual es” puede que sea una alusión al nacimiento de su hija, Frances Bean (aunque entre la composición de la letra y la gestación de su hija distan un par de meses). También hay una referencia al disco Bleach, pero también a una campaña que hubo en Estados Unidos para que las personas que compartían instrumentos para drogarse, agujas y jeringas, los desinfecten. Un aire de sospecha futura se cierne sobre un verso donde se dice que no tiene un arma, jurándolo, y que haría creer que es una alusión a su suicidio. Con un videoclip en el que se mezclan imágenes bizarras (aquí sì habría referencias a la futura hija de KC: se ve un embrión y un bebé desnudo nadando detrás de un billete de un dólar agarrado a un anzuelo de pesca) junto a la de la banda tocando pero que no logran ver sus rostros ya que están atrás de un cristal que chorrea agua. No hay duda que esto, y más, hicieron que esta canción sea un himno de la era grunge a pesar del confesado plagio de un riff de la canción “Eighties” de la banda Killing Joke, pero como Nirvana lo admitió quedaron en buenos términos y siendo amigos entre los miembros de las bandas. Curiosamente, el título de la canción aparece en el cartel de bienvenida del pueblo natal de Cobain, Aberdeen, aunque el músico no haya tenido buenos recuerdos del lugar. Muchos artistas han caído bajo la invitación-incitación que causa la canción, haciendo así sus propias versiones, algunos dispares como el brasileño Caetano Veloso o la francesa Émilie Simon. Zezé Fasshmor
Lithium
1991 – Nevermind
“Lithium“, cuyo título evoca una droga destinada al tratamiento de la depresión, sintetiza gran parte de todo aquello que hace a Nirvana una banda brillante: un componente melódico accesible liderado por un riff inolvidable, una dinámica quiet-loud que encubre un espíritu festivamente juvenil, una simpleza de composición que evidencia que muchas veces menos es más, y el humor irreverente característico de Kurt Cobain. La yuxtaposición lírica frente al sonido ilustra la inestabilidad anímica que él describe en la canción, y si bien la enfermedad mental no es un tema a trivializar, nunca sonó tan perversamente divertida como acá. “Lithium” es una máquina del tiempo capaz de transportar a quien la escuche a la Seattle vestida de franela de 1991. Bartolomé Armentano
Serve the Servants
1993 – In Utero
“La angustia adolescente ha pagado bien , ahora estoy aburrido y viejo” reflexiona Cobain al comienzo de “Serve de Servants“, momentos después que la marca con los palos de Dave Grohl, las guitarras chillantes, el bajo y la batería exploten para dar comienzo a esa obra maestra (de la mano del enorme Steve Albini) que es In Utero. Sumergido en los laberintos de una mente apática y sin optimismo, el recorrido transita por los carriles de un estado de ánimo decepcionante, y transmite lo frustrante de con veintiséis años no poder ser feliz habiendo logrado lo que todo músico quiere: respeto, fama, millones de discos vendidos, estadios repletos de gente que pagan su entrada para escuchar su música, y lo complicado que puede ser lidiar con el éxito de manera tan repentina. Cobain se abre sin complejos en esta canción para exorcizar todos los demonios que lo devoran: el divorcio de sus padres, la conflictiva relación con su padre, escupe y tose, el trato hostil recibido por los medios alrededor de su relación con Courtney Love y el nacimiento de su hija Frances, transcurren sobre distorsiones, riffs y un punteo desgarrador y sublime. En el final es categórico, sentencia “no hay nada de lo que pudiera decir, que no lo haya pensado antes”, una confesión sincera a carne viva, de alguien que ya entre líneas (o no tanto como sucede a lo largo de todo el disco), sin motivación, bajó los brazos, y no es optimista con lo que está por venir. – Alejandro Hoffmann
Where Did You Sleep Last Night
1994 – MTV Unplugged in New York
Una de las canciones folk más representativas en la historia musical norteamericana (cuya autoría aún no está clara y sus primeras interpretaciones datan de comienzos del siglo XX), fue inmortalizada y resignificada el 18 de noviembre de 1993 por la banda liderada por el joven y atribulado Kurt durante la sesión de MTV Unplugged que grabaron aquel día en la ciudad de de Nueva York. El tema, que ya había sido versionado infinidad de veces y publicado bajo el nombre “In The Pines” o “My Girl” e interpretado por Bob Dylan, Grateful Dead, Dolly Parton y Mark Lanegan, a través de distintas épocas, fue escogido para cerrar setlist de Cobain y compañía en esa ocasión protagonizada por la intimidad del formato “desconectado”. El rubio la presentaría ante su público con el preámbulo “Fuck you all, this is the last song of the evening”, relatando una anécdota acerca del músico Leadbelly y cantando sus versos rodeado de una funeraria decoración de velas negras y arreglos con flores blancas, para terminar su interpretación con gritos desgarradores que hicieron a más de uno especular respecto de si Kurt estaba exorcizando con este cover toda la furia y el dolor fruto de una relación tormentosa como suya con Courtney. Posteriormente, no faltarían análisis que rotularan esa actuación como una premeditada despedida del carismático ídolo que en meses ulteriores acabaría con su vida, dejándonos su arte y su leyenda. Laura Camargo