Los años 70 en Argentina comenzaron con la dictadura de Lanusse, continuaron con el triunfo electoral de Cámpora que facilitó el regreso de Juan Domingo Perón en 1973, y terminaron con la muerte del General Perón en 1974 y el golpe de Estado de las Fuerzas Armadas en marzo de 1976, liderado por Videla, Massera y Agosti.
Pese a esto, la noche actuó como un refugio frente a las penurias diarias, y sus protagonistas intensificaron lo que ya se gestaba desde los años 60. En varios aspectos, los 70 fueron una continuación de la revolución cultural de la década anterior y de los nuevos movimientos sociales, en particular el feminismo y los movimientos de emancipación sexual. Todo esto transformaría para siempre el modo de vivir la noche, tanto en Occidente como en Argentina.
El boom de la movida nocturna se trasladó a la zona oeste del Gran Buenos Aires, específicamente a la localidad de Ramos Mejía. Lugares como Pinar de Rocha, el Bowling West, Barbazul y Divagario reunían una variada fauna nocturna que iba desde reconocidos rockeros hasta figuras de la farándula. Ramos Mejía se convirtió en la movida nocturna más grande de Latinoamérica, congregando un promedio de 50 mil personas en las noches de viernes y sábado.
En la Capital Federal, la vida nocturna también se mantuvo viva hasta 1976. Los bares de la calle Corrientes continuaban siendo símbolos de debate intelectual y contracultural. El Bar Ramos sobresalía por su clientela intelectual y artística, que discutía sobre si la toma del poder político en Argentina debía lograrse mediante la violencia o a través de medios democráticos. También eran frecuentes las conversaciones sobre la explosión literaria latinoamericana, el cine de la Nouvelle Vague y la obra de Ingrid Bergman.
Discos como Le Club y Experiment innovaron en las formas de socializar y en la música de la época. También lograron atraer a parte de la fauna nocturna que hasta entonces permanecía alejada de los espacios de baile. En un intento de olvidar la larga noche de incertidumbre política y social, la gente bailaba seduciendo, ya que aún faltaba mucho para la irrupción de las raves y el baile en solitario.
Siguiendo el libro Las mil y una noches de la socióloga Cristina Civale, repasaremos los diez lugares más destacados de la movida nocturna de los años 70 en Argentina.
10. Boa
Ubicado en Ramos Mejía, Boa ofrecía espectáculos innovadores con música en vivo. Por su escenario pasaron figuras como Reina Reech y Juan Bautista, y allí se creó la Desfirevista, un espectáculo en el que desfilaban artistas como Fernando Mazzei, Ester Nomei y Muñeca More, acompañados por el humor de Triky y Almirón.
9. Barbazul
De arquitectura similar a un castillo feudal, Barbazul estaba situado en la intersección de Gaona y General Paz. Era conocido por el consumo de whisky y champagne, y funcionaba como la primera parada nocturna para las caravanas de autos que llegaban desde la Capital Federal para disfrutar de la movida nocturna.
8. Bowling West
También ubicado en Ramos Mejía, Bowling West era un lugar donde se iba a jugar a los bolos, ya sea en pareja o en solitario, mientras sonaba música rock y disco. El ganador de la partida se llevaba el beso de alguna de las mujeres participantes o concurrentes, y a cambio pagaba una ronda de cerveza, marcando el destino para seguir la noche.
7. Bar Ramos
Situado en la esquina de Corrientes y Montevideo, el Bar Ramos mezclaba artistas, militantes, periodistas y estudiantes. Entre sus asiduos asistentes destacaban figuras como Roberto Goyeneche, así como grupos de estudio liderados por Alejandro Rozitchner, Oscar Masotta y Raúl Sciarreta. Consumían ginebra o café y debatían sobre diversos temas. Este icónico espacio fue inmortalizado por Juan Sasturain en su libro Manual de perdedores y cerró sus puertas en 2012.
6. Le Club
Ubicado en Montevideo al 1788, este club dirigido por Miguel Schapire convocaba a figuras internacionales como Alain Delon, Ursula Andress y John Travolta, junto a celebridades locales como Moria Casán, Susana Giménez y Guillermo Vilas. Conocido por su exclusividad, destacaba la elegancia de las mujeres vestidas por Bogani y hombres en smoking. Se recuerdan anécdotas como las peleas de Carlos Monzón por mujeres y eventos como la Fiesta del Dólar organizada por Marta Minujín. Además, contaba con un restaurante atendido por un chef y camareras estilo Playboy. Pupi Echave y Dany Nijenson fueron sus DJs residentes.
5. Luna Park
Aunque conocido por sus veladas de boxeo, el Luna Park también fue un refugio para la cultura rock. En 1975, este icónico espacio albergó la despedida de Sui Generis, marcando la primera gran convocatoria masiva del rock argentino con casi 15 mil asistentes. Años más tarde, Charly García organizó aquí el mítico Festival del Amor en 1977, antes de emprender su viaje a Buzios y formar Serú Girán.
4. Jazz and Pop
Luego del golpe militar, la calle Corrientes enmudece. Solo la música de jazz parecía resistir el embate a la contracultura. Gustavo Alezzio, Néstor Astarita y Jorge González aprovecharían esto para crear un local llamado Jazz and Pop entre la calles Chacabuco y Venezuela del barrio de San Telmo. Chick Corea, Randy Brecker y Hermeto Pascoal tocaron en sus instalaciones, aunque las redadas policiales de la Comisaría 33 eran frecuentes.
3. Divagario
En Avenida de Mayo 37, Ramos Mejía, Divagario fue un espacio donde predominaba el rock y la creatividad. El alcohol y las anfetaminas formaban parte del ambiente, así como la música de artistas internacionales como Jimi Hendrix, Cream, Neil Young y Bob Dylan, ya que sus dueños creían en el rock como un medio para despertar la conciencia. Músicos locales como Pappo, Willy Gardi de El Reloj y el “Bocón” Frascino de Pescado Rabioso eran visitantes frecuentes.
2. Pinar de Rocha
Ubicado en una antigua estancia creada por Dardo Rocha en 1864, este lugar se transformó en una de las boîtes más populares de los años 70. Los viernes ofrecía canilla libre y premiaba a sus habitués con “La Llave de Pinar”. Artistas como Gloria Gaynor, Charly García, Litto Nebbia e Invisible se presentaron en el escenario de Pinar de Rocha Sus populares fiestas dominicales congregaban multitudes, dejando a muchos fuera del local.
1. Experiment
Inaugurado el 28 de diciembre de 1977 en plena dictadura, Experiment se ubicaba al final de una galería comercial en Carlos Pellegrini, entre Suipacha y Santa Fe. Fue la primera disco moderna de Argentina, con una estética influenciada por el Studio 54 de Nueva York. Se volvió un punto de encuentro para solos y solas, y también de personas afines a la cultura gay. Imperaba la moda colorida que exportaban diseñadores como Fiorucci desde Milán, lo que generó dentro del local una fuerte conexión entre la música disco y el arte junto al diseño.
Bajo la dirección de Carlos Egaña, el lugar innovó con una barra de 15 metros, iluminación dinámica y un ambiente sin mesas que promovía el baile. Se decía que Egaña era muy cuidadoso con el personal y lo llevaba siempre a desayunar al hotel Sheraton. DJs como Marcelo Bravo, Miguel Ángel Rodríguez y Juan Ibarguren marcaron tendencia musical, y por su pista pasaron celebridades como Guillermo Vilas, Marta Minujín y Carlos Monzón. A pesar de su éxito, cerró tras dos años debido a constantes razzias policiales de la Comisaría 15, y finalmente fue vendido a la propia policía.