El pasado 17 de septiembre se cumplieron 25 años del lanzamiento de Dopádromo, el tercer disco de Babasónicos en el que se abrieron a un mundo experimental donde no existen las barrera de los géneros musicales, los pre conceptos o los prohibidos frente a los juegos que la música permite.
Compuesto de 12 canciones, el disco es un verdadero viaje por la poética de la banda, que comenzaba a forjarse cada vez con más fuerza dentro del panorama del rock argentino, tanto desde su sonido como de sus letras y su singular léxico.
A continuación te contamos cinco curiosidades de Dopádromo, que fue editado el 17 de septiembre de 1996 y aún continúa como una de las joyas más interesantes de la discografía de Babasónicos.
Mixtura de géneros
Este es uno de los puntos más contundentes de este disco y que saltan a la vista desde la primera escucha. Entre sus canciones circulan elementos de psicodelia, hip-hop, lounge, bossa, grunge y heavy. Canciones como “El medium” entregan momentos de hard rock así como pinceladas electrónicas, mientras que “Perfume casino” aporta sonoridades del bossa y se ha convertido en una de las canciones más únicas de Babasónicos.
Un camino conceptual
Las elecciones estéticas que constituyen este disco fueron parte de una mutación de la banda con respecto a su disco anterior, Trance Zomba. Llegando al fin de siglo, el rock argentino vive una verdadera transformación en la que la mayoría de los artistas del género viven una apertura a nuevos sonidos, algo que podemos ver desde Charly García hasta Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
“Despertábamos ante un mundo muy vil, y esa necesidad de responder ante lo horrendo nos llevaba a decir las cosas como son. Por eso el disco tiene mucha más tortura que Trance Zomba, el anterior. En esa lucha trato de fluir hacia la libertad, aunque me cueste dolor, tiempo y pase la vida haciéndolo. A esta altura aprendimos a convivir con la dicotomía universal del bien y el mal, de la muerte y la vida. Y el equilibrio de esas dos cosas es lo que da el mundo, el arte y la belleza”, fue el análisis de Adrián Dárgelos sobre aquella época y cómo las ideas de la banda influyeron directamente en la creación.
“Viva Satana”
Esta es, sin dudas, una de las canciones más emblemáticas del álbum. Con arreglos de cuerdas y una interpretación de Dárgelos fuertemente rockera, tiene las sutilezas de Babasónicos que anticipan discos como Jessico o Infame. Lo cierto es que el público se sintió desconcertado ante el significado de la extensa letra que parece relatar una historia.
La banda escribió esta canción inspirada en Tura Satana, una actriz estadounidense de origen japonés conocida por haber protagonizado el film de culto Faster, Pussycat! Kill! Kill! y otros títulos del director de clase B Russ Mayer. Los integrantes de la banda eran grandes admiradores de la vedette y bailarina y del cine de Mayer, por eso se incluye esta canción en clave de tributo.
La participación de Andrew Weiss
Para Dopádromo la banda estaba integrada por Adrián Dárgelos, Mariano Roger, Diego Tuñón, Diego Rodríguez, Gabo Manelli, Diego “Panza” Castellano y DJ Peggyn; y en este disco trabajarían por primera vez con el productor Andrew Weiss, quien luego colaboraría en variadas ocasiones con Babasónicos. Así, el disco fue grabado en El pie junto a Weiss, quien también estuvo a cargo de la mezcla en Los Ángeles.
El espíritu under
La desobediencia del under es el espíritu más fuerte de este disco, que permite la convivencia de elementos estéticos que a primera vista parecerían incompatibles. Siendo aún Babasónicos una banda que en el 96 podía incluirse dentro del under argentino, sus elecciones se muestran por fuera de las reglas del mainstream y de la industria, algo que les permite lograr la verdadera identidad del disco que va acompasada con la de la banda.
Las referencias cinematográficas y musicales que contemplan las más disímiles influencias terminan por formar un universo en sí mismo como sucede en “Pesadilla biónica del perro biónico”. Por estos años, la banda aún circulaba por los circuitos alternativos del rock, presentado sus discos en Cemento, emparentados con la escena hard core y heavy metal y aún así habían conseguido un contrato con Sony Music, lo cual denotaba la verdadera irreverencia de la banda a los postulados tanto del mainstream como de los propios límites de los géneros musicales.