El gin tonic es un trago noble y cada vez más popular, que viene reinventándose desde el siglo XVI gracias a su variedad de aromas y sabores. Tiene una historia curiosa e interesante que vale la pena conocer, por eso Beefeater planeó un recorrido por tres bares de la Ciudad de Buenos Aires en festejo del Día Internacional del Gin Tonic, para conocer de cerca el origen de uno de los tragos más famosos del mundo.
Durante la tarde del martes 19 de octubre en La Rural, el colectivo rojo de Beefeater se alzaba imponente, estacionado a un costado de la calle. En ese punto de encuentro, periodistas y fotógrafos fueron recibidos por Victoria Etchaide, bartender y embajadora de la marca, junto al equipo de Pernod Ricard para abordar y emprender un viaje donde el gin y el espíritu de Londres serían protagonistas. Ahí comenzó la aventura que tendría tres paradas distintas: La Calle Bar, Cowi y Festival. Pero primero, un poco de su historia para entrar en tema.
El origen de la ginebra, allá por el siglo XVI, tiene fines medicinales. Fue creada por el médico físico Francis Sylviius de la Boe y rápidamente cayó en manos de soldados holandeses, que tomaban gin para ganar coraje en el campo de batalla durante la Guerra de los años 30 (1618-1648). Cuando los ingleses conocieron el gin, les gustó tanto que decidieron llevarlo a Londres y ahí comenzó una desquiciada importación legal e ilegal de ginebra. Esto llevó a la sociedad a un período de decadencia llamada “Grin Craze”, donde en muchas casas se producía este brebaje, en tintas e incluso urinales. Se le agregaba además ácido sulfúrico, huesos para perro y trementina para estirar el producto.
En el año 1800 toda esa locura se reguló y en Londres se implementó un sistema de licencias con un costo muy elevado para combatir la producción ilegal de gin. Esto provocó que solo expertos pudieran hacerlo, marcando un antes y un después en la elaboración de esta bebida. Luego, se abrió la exportación y llegó a los bartenders del mundo, que tuvieron acceso a ella y comenzaron a explorarla.
El intercambio y explotación de recursos durante la Inglaterra colonial trajo nuevas enfermedades para la sociedad, entre ellas la malaria. En 1840, los británicos que vivían en la India usaban cientos de toneladas de quinina como remedio, un árbol que servía para combatir esta enfermedad. El sabor amargo de la quinina se hacía insoportable, entonces le sumaron agua y azúcar, dándole origen a la “Indian Tonic Water”, una bebida fresca que ayudaba a combatir esta peste.
El agua tónica fue tendencia en Inglaterra y una vez combinada con ginebra, se transformó en la bebida nacional. Así nació el gin tonic, una medicina que llegó a casas y bares ingleses como aperitivo y que se popularizó mucho más con el tiempo.
Para Vicky Etchaide, embajadora en Argentina de Beefeater, lo más importante de un buen gin es la calidad de los insumos con los que se elabora, su proceso de producción y destilación. Aunque no es suficiente solo con eso, también hace falta intuición y corazón de quienes lo elaboren, seleccionar los mejores ingredientes, testear los botánicos y utilizar todos los sentidos para lograr la perfección que el producto necesita.
En el marco del Día Internacional del Gin Tonic, esa perfección sucedió desde el principio del recorrido que propuso Beefeater. Con muchas ganas de probar algo fresco y diferente, el colectivo llegó con sus invitados al primer destino en Palermo: La Calle, un bar oculto en Niceto Vega. Los presentes pudieron acercarse alrededor de la barra y degustar clásicos copones de gin tonic de la mano de Vicky Etchaide, quien se encargó en todo momento de relatar el origen y la historia de esta bebida espirituosa.
Una vez que los presentes refrescaron su paladar, el recorrido continuó rumbo a Cowi, un bar especializado en café tostado artesanal y vinos de alta gama. Allí se dispuso un espacio en la barra donde tuvo lugar una cata de Beefeater y Beefeater Pink, además de un rico tapeo y una sorpresa de la casa muy interesante: un gin tonic a base de licor de café, preparado especialmente para la ocasión, que fue la sensación de la noche. El equilibrio de todos sus ingredientes y esa nota de café especial, marcaron un antes y un después en el abanico de posibilidades para armarse un gin tonic.
La última parada a bordo del colectivo de Beefeater fue en Festival, un bar con mucha onda dedicado a la coctelería, ubicado en calle Gorriti. Vicky Etchaide volvió a liderar la barra con toda su frescura y estilo, ofreciendo una serie de gin tonics gourmet de su autoría que hubo que probar. Tomates secos, albahaca, banana, ananá, maracuyá, laurel, zanahoria, naranja, limón, comino, pepino, fueron solo algunos de los posibles ingredientes que conformaban estos tragos únicos. El desfile de copones de gin tonic continuó y los invitados estuvieron al pie de cada propuesta con mucha curiosidad, hasta que comenzaron de a poco a abandonar el lugar.
En noviembre comienza la Ruta del Gin en Buenos Aires y allí se podrán recorrer diversos bares de la Ciudad, disfrutar de distintas experiencias de la mano de Beefeater y conocer la historia en profundidad de esta bebida. Con todo el espíritu de Londres y un estilo que se resiste al paso del tiempo, Beefeater festejó el Día Internacional del Gin Tonic a lo grande, entre amigos, con nuevos sabores y experiencias que aún perduran en el paladar.