Damon Albarn es probablemente uno de los músicos más prolíficos de nuestros tiempos. No contento con liderar Blur, Gorillaz, The Good, the Bad and the Queen, y tener una carrera en solitario; el británico también ha encabezado proyectos como Africa Express, con los que explora sonoridades de otras latitudes.
Esa clase de incursiones han hecho que el músico de 52 años sea elogiado y criticado casi en igual medida. Mientras que algunos lo felicitan por su talento para hacer grandes canciones sin importar el género ni los instrumentos, otros lo acusan de aprovecharse de un legado cultural que no es el de sus ancestros. Pues bien, el debate volvió a encenderse hace poco cuando Damon fue entrevistado por el medio francés Libération.
En tal diálogo, el autor de himnos como “Song 2” contestó si le parece posible mantener una conversación tranquila sobre el asunto de la apropiación cultural. Al respecto, Albarn se defendió al contestar: “¿Por qué me haces esta pregunta, cuando es obvio que no estoy haciendo lo que hago para apropiarme de nada? ¿Dónde se traza la línea que separa lo aceptable de lo inaceptable? Muchas veces queremos involucrarnos en un área porque nos apasiona, por amor: de eso es de lo que estamos hablando. ¿Me acusas también de apropiarme de la cocina maliense porque he aprendido a prepararla? Si cavo un hoyo en la tierra y pongo a trabajar a esclavos para hacerme rico, entonces sí, podrían acusarme de hacer algo moralmente incorrecto”.
Más adelante, el artista se refirió a sus propios orígenes:
“Crecí en un barrio del este de Londres en los años 70, entre una familia jamaicana y una familia paquistaní, con las que pasé mucho tiempo. ¿Me he apropiado de su cultura? Me encanta mi propia cultura, amo la cultura de otras personas, amo lo que hacen los humanos. Me resulta difícil decir algo en este debate, porque se pierde totalmente lo que es la inspiración”.
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