Cuesta aceptarlo, pero el paso del tiempo va dejando huellas no solo en nuestro cuerpo, sino en nuestra mente. Una muestra de ello es la propensión a aferrarnos a lo que ya conocemos. Empezar a, de alguna forma, cerrarnos a la novedad.
De acuerdo con una encuesta llevada a cabo por la plataforma Deezer, replicada en varios medios, las personas tienden a dejar de escuchar música nueva a partir de los 30. Esta información la obtuvieron después de consultar a 1.000 británicos acerca de sus preferencias y hábitos de escucha. De esa cantidad, cerca del 60% admitió que su rutina consiste en escuchar una y otra vez las mismas canciones. En cambio, apenas un 25% se mostró con ánimos de oír algo diferente a lo habitual.
En contraste, los que rondaban los 24 años de edad sí parecían prestos a explorar. De ellos, un 64% comentó que buscaba al menos una vez por mes artistas que nunca había escuchado.
Un dato curioso es que, dentro de las razones de los encuestados para no procurar ampliar sus horizontes sonoros está la sobreoferta de la escena. Así que un 19% confesó sentirse saturado por la cantidad de opciones. Por otra parte, un 16% se excusó en que tenía un trabajo muy demandante y un 11% en que cuidaba niños. Al respecto, Adam Read, editor de Deezer en Reino Unido, reconoció:
“Con tanta música genial por ahí, es fácil sentirse abrumado”.
Los anteriores datos se ven complementados con diversos estudios como el publicado por Memory & Cognition, revista especializada. Su equipo encontró que un poderoso motivo para volver a los tracks de siempre en loop es la nostalgia. Entonces, al escuchar cierto tema, además de su calidad sonora, evocamos recuerdos de otras épocas en las cuales teníamos más emociones a flor de piel.
La explicación científica para ese fenómeno llega en forma de ciertas sustancias felices. Nos referimos a la dopamina, serotonina, oxitocina y demás químicos que nuestro cuerpo segrega al escuchar una canción específica. Por ejemplo, esa de una banda que fuimos a ver durante nuestra adolescencia, etapa en la que somos como esponjas para esos asuntos gracias a las hormonas.
También el economista Seth Stephens-Davidowitz investigó el asunto en una columna para New York Times. En su análisis revisó estadísticas de Spotify. Así descubrió que “Creep” de Radiohead es el sencillo número 164 en lo más popular entre hombres de 38 años. Como contracara, no llega ni a los 300 mejores para quienes nacieron una década antes o después.
Se evidencia una vez más que solemos ser marcados por lo que se lanzó en la era en que rondábamos los 15 años. Aunque claramente eso no impide que luego nos enamoremos de otros artistas o géneros. Pese a todo lo anterior, un melómano comprometido contestará que hay mucho para explorar y la edad es lo de menos.