Christian Dergarabedian lleva décadas haciendo música, aunque no son muchos los que la hayan escuchado o sepan de su existencia. Alejado de todo tipo de concepción de un mainstream, un under o incluso de una escena, su carrera parece ser la de un perro que camina solitario sin mirar atrás ni a sus costados, en dirección opuesta a los espejismos creados por la industria musical. Escondido a la vista de todos, el artista argentino aprendió a transformar esta libertad en libertinaje, para crear y publicar a rienda suelta sin rendir cuentas a nadie más que a sí mismo.
Su deambular comenzó en los noventas como uno de los integrantes fundadores del icónico ensamble experimental Reynols junto a Roberto Conlazo y Alan Courtis hasta 1995. Su posterior camino en solitario agrupó una multitud de distintos alias, entre los que se destaca su proyecto de noise Earzumba, y su pseudónimo como Fred Lorca para explorar las mutaciones de la canción pop.
El presente, treinta años más tarde, lo encuentra con una cantidad abrumante de álbumes bajo el brazo. En el perfil de Bandcamp de Fred Lorca podemos encontrar 22 discos de música original -todos con perros en las portadas-, mientras que en el más caótico perfil de Earzumba el número asciende a 30 discos que incluyen colaboraciones, nueve volúmenes de una serie titulada Música para rogarse, y un álbum de ringtones.
¿Por dónde entrar, entonces, en una discografía en apariencia insondable? Casi como una advertencia a quien se anime a intentarlo, su más reciente proyecto como Fred Lorca se titula Espantafans, un disco triple en el que da rienda suelta a la improvisación libre y la exploración mutante de géneros musicales. Él mismo se queda corto al buscar las palabras para definir su propio sonido; en la descripción de los discos arriesga las etiquetas de “post disco” y “música mesmérica a puro contrapunto con melodías infinitas que se desarrollan en constante movimiento”. Grabado en San Javier, Córdoba -desde donde reside hace siete años-, Espantafans probablemente sea su proyecto menos cancionero con este alias.
“Lo que confirma una terquedad mía -reflexiona Dergarabedian en conversación con Indie Hoy-. Hoy más que nunca, por más que lo hice siempre, hago lo que se me canta. Antes había un gancho más fácil para que te subas, era más accesible. Ahora me puse más crudo. Sígame el que se la banque”.
La repetición hace de Espantafans una experiencia de escucha desafiante que al mismo tiempo genera una sensación de trance. “Lava of my life” del primer volumen es una media hora de loops rítmicos que nunca se repiten exactamente igual; “Aire pixelado” del segundo volumen suena como una rave en la cantina de Star Wars. Si bien sería difícil imaginarse a alguien bailando estas canciones -por más que “dance” sea una de las etiquetas que aparecen en los discos-, el resultado es definitivamente una experiencia que se siente con el cuerpo.
Si se elige ahondar en la discografía de Fred Lorca desde donde empezó todo, entonces el disco a escuchar es Cosas que suceden. Publicado en 2009 cuando vivía en Europa, este debut en el formato de la canción es un disco de humor, delirio y romance en partes iguales, que encuentra a Dergarabedian creando un collage de estilos y sonidos –baladas sentimentales, ritmos de cumbia, samples de rock– bajo el manto de una producción lo-fi pero aún ambiciosa. A casi quince años de su publicación, Cosas que suceden se mantiene como una joya oculta en la historia del pop alternativo nacional, una obra que podría emparentar el sonido de Fred Lorca con el de otros proyectos igual de inclasificables de esa época como el holandés Dick El Demasiado, los primeros EPs de Diosque o el mítico grupo Los Síquicos Litoraleños.
“Siempre me acuerdo de algo que decía Borges: uno en la primera novela escribe todo lo que después va a repetir -reflexiona Dergarabedian-. Lo que es asombroso es la continuidad de seguir haciendo música”. Y es que la vertiente de discos y canciones como Fred Lorca continuó fluyendo a lo largo de la década de los 2010, creando un sorprendente cuerpo de obra entre los que se destacan discos como el oscuro e industrial Soul morocho y el hiperactivo Maravilla miseria de 2014, o el más nítido Sonic gringo, grabado junto a una banda y luego remixado.
Otra constante en la discografía de Fred Lorca son los covers de interpretación libre, como su célebre reversión de “No vamo’ a trabajar” de Rodolfo Zapata, o la casi irreconocible “Jugo de tomate frío” de Manal. En sus últimos discos, volcándose a un sonido más desnudo, a veces solo acompañado por su piano, algunos de estos covers toman un inesperado carácter sentimental, como su versión de “Loco (tu forma de ser)” en el disco Fogoncito loop de 2021, o “Sucio y desprolijo” de Pappo en el disco Piano que muerde no ladra de 2015.
“Tiene que ver con la emoción -admite Dergarabedian sobre la elección de estas canciones-. A mí me gusta emocionarme cuando canto, y en vivo eso creo que llega. Te puede gustar el show o no, pero estoy pelando algo que es sincero. Adapto las canciones para que sean un guante para mí, para que sea mi historia. Despierto esa emoción para recordar cosas de otro momento y despertar ese sentimiento en mí. En los créditos siempre pongo ‘vox pathos’, para mí la canción es un vehículo para expresar mi emoción, algo catártico”.
Como un eterno outsider de la escena, un siempre rebelde y romántico del poder de la música para trascender, los años le dieron una perspectiva más despojada a Dergarabedian acerca de qué significa la idea del éxito o la consagración artística. “La edad te pone en otro lugar, hace que todo parezca más chico -opina-. Cuando envejecés, el tiempo y la vida se vuelven un agujero negro que come todo. Es brutal. Todo lo que uno creía que era importante deja de serlo, te pone las cosas en escala… En mi vida personal logré todo con la música, lo que no logré es una exposición mediática, pero logré miles de cosas: viajé, conocí gente, hice música para cine, teatro, lo que sea. En ese sentido, estoy hecho”.
Y es que a sus 50 años de edad, pueden parecer pocos los pendientes en la carrera de Fred Lorca y Earzumba, pero Dergarabedian opinaría lo contrario. “Un amigo me dijo ‘es que vos la obra ya la tenés, ahora tenés que difundirla’. Tal vez ese sea mi próximo trabajo, pero la verdad es que me queda todo por hacer -concluye-. En todos los aspectos. Grabar mejor, componer mejor, mezclar mejor, todo hay que hacerlo mejor. El otro día leía una cita de Don Cherry, que decía que si te dejás estar como músico, si te creés que la tenés atada, entonces fuiste. Y dijo una frase que se dice en India: una vida no alcanza para aprender a hacer música”.
Fred Lorca se presenta este sábado 10 de junio a las 20 h en Investigaciones del Futuro (Intendente Boers 937, Villa Lynch) junto a Eric Olsen, Earzumba y Zambón. Escuchá a Fred Lorca en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).