The Rolling Stones tiene un legado de más de cinco décadas que va desde el rocanrol más irreverente hasta las melodías cercanas al funk. Es justamente durante la década de los 70 que Mick Jagger y compañía se dejan contagiar de la fiebre por la música disco y la reinventan a su manera.
Álbumes como Sticky Fingers (1971), Exile On Main St. (1972) y Some Girls (1978) son clave en su trayectoria gracias a su riqueza sonora y sus temas que inclusive pueden ser aptos para las pistas de baile. A continuación, destacamos tres composiciones de esa década con las que los británicos demostraron su versatilidad y su rol clave en la música pop.
Miss You
En varias ocasiones el propio Keith Richards ha reconocido que este track fue pensado para conquistar las emisoras. Lo calcularon para ser un hit radial y “una canción disco”, por lo que tiene un ritmo pegadizo, una letra simple y directa que Jagger escribió mientras tocaba junto al teclista Billy Preston. Pero quien realmente se esforzó para esa entrega fue Bill Wyman, quien admitió que luchó para conseguir una línea de bajo memorable. A los pocos meses de su lanzamiento, muchas bandas intentaron imitar la cadencia de esa pista.
Beast of Burden
Mick definió a este tema como una “canción de actitud”. A pura energía, Richards y él sintetizaron su felicidad por haber sobrevivido a esos años tan salvajes en los que cometieron toda clase de excesos. Sobre el sonido avasallador de este track, Keith señaló que es “un buen ejemplo de cómo los dos centelleamos felizmente juntos”. A su vez, se trata de una obra con la que el icónico vocalista del grupo exorcisa la angustia del final de su intensa relación con Anita Pallenberg.
Shine A Light
Si bien esa pista empezó a ser compuesta a fines de los 60, cuando Jagger escribió algunas estrofas para el fallecido Brian Jones, la versión de estudio definitiva fue grabada en Londres en 1971. Este tema no solo incluye a Leon Russell en el piano, sino que fue elegida por Mick como su favorita de Exile On Main St. Asimismo, muchos años después esta pieza inspiró el título del documental que Martin Scorsese realizó sobre la banda y estrenó en 2008.