Las discusiones en torno a lo que es considerado como arte en nuestro días se encuentra cada vez más encendida. Si bien hay quienes critican férreamente las obras de creadores contemporáneos, hay quienes las defienden con igual convicción.
Pues bien, quizá a causa del fragor de tales tensiones ideológicas es que ahora también las noticias virales incluyen piezas de arte como protagonistas.
Según reportaron muchísimos medios de comunicación de todo el mundo, replicando una nota originalmente publicada por La Voz del Becario, supuestamente, el domingo pasado en el museo Guggenheim de Bilbao (España) sus visitantes estuvieron durante cuatro horas admirando un carrito de la limpieza puesto que habían asumido que era un componente muy particular de la colección de aquel afamado lugar. Según narraban diversos portales de noticias, incluso guardias y miembros del personal del sitio se habían acercado a tratar de entender el enigmático sentido de ese carrito.
Se argumentaba que la graciosa situación ocurrió porque una de las empleadas encargadas del aseo recibió un llamado muy urgente y se olvidó de aquel carrito en medio de una sala del prestigioso museo. Y se había reportado que el momento más hilarante sobrevino cuando uno de los asistentes a ese salón se animó a ofrecer la desorbitada suma de 400.000 euros por adquirir ese ítem. Acorde a lo contado por los periodistas, sus emotivas palabras para describirlo había sido:
“Es la obra más auténtica que he visto en mi vida. Representa la cruda realidad, sin matices…”.
De cualquier modo, y como era de sospecharse, todo lo anteriormente descrito nunca ocurrió realmente. De hecho, la foto que acompaña el artículo original fue retocada para incluir el carrito en la escena. La foto original corresponde a una muestra del artista catalán Antoni Tàpies y la obra exhibida se trata de una escultura parte de la exposición de restrospectiva: “Del objeto a la escultura (1964-2009)” que se llevó a cabo en 2013.
En todo caso, esta situación ha encendido aún más el debate acerca del arte contemporáneo, poniendo en el ojo de la discusión no solo a los creadores sino a los museos y sus visitantes. En páginas como In Genius Museum se aprovechó esta falsa noticia para retomar la discusión de estos asuntos.