Lejos de lo que algunos podrían pensar, Robert Plant creció en West Midlands, un lugar bastante apartado de la agitada vida londinense y del ambiente citadino. En medio de esa infancia tan tranquila y solitaria, desde muy temprana edad el futuro líder de Led Zeppelin soñaba con convertirse en una estrella de rock.
Sobre sus primeros años, el británico comentó: “Cuando era niño, solía esconderme detrás de las cortinas en casa en Navidad, y solía intentar ser Elvis”. Pero aunque la música del “Rey del rocanrol” fuera su puerta de entrada al desenfreno guitarrero, el ídolo que de verdad marcó su paso a la adolescencia fue Billy Fury, un músico que llegó a igualar el récord de The Beatles de tener 24 éxitos durante la década de los 60 y pasar 332 semanas en las listas de popularidad del Reino Unido. Así y todo, Fury nunca logró un número 1 y su fama decreció notablemente en los 70.
Durante una entrevista con The Guardian, Robert recordó los prejuicios de la sociedad de su época y comentó: “Era otra vida fuera del mundo, otra vida fuera de Inglaterra en 1960. Todo era esforzarse, aprender y asegurarse de que todas tus vulnerabilidades no fueran demasiado evidentes para que no termines pareciendo un pobre llorón. ¿El macho de la especie finge ser más de lo que es, o se pierde en canciones de amor desamparadas y con el corazón roto?”
Más adelante, aclaró por qué Billy fue su icono favorito y por qué su canción “A Thousand Stars” le cambiaría la vida:
“Me gusta la idea del varón solitario marchándose, y Fury fue el gran cantante británico para eso. Él era parte de la máquina del pop, pero se deslizó a través de ella y se convirtió en algo más. Ese tema me golpeó fuerte cuando tenía 12 años”.
Escuchá “A Thousand Stars” a continuación: