Durante 1966, Bob Dylan encapsuló la génesis de una de las canciones más influyentes y emblemáticas de su carrera con la siguiente frase: “Tenía diez páginas de longitud. No tenía nombre, solo era una cosa rítmica en papel, toda sobre mi odio constante dirigido a algún punto que era honesto. Al final, no era odio, era decirle a alguien algo que no sabían, decirles que tenían suerte”. Estas palabras, dichas mientras promocionaba “Like a Rolling Stone”, revelaron el proceso creativo detrás de esta canción que se convertiría en un himno generacional.
La canción es un hito en la carrera de Dylan y un punto de inflexión en la música de la época pero, según recuerda Far Out, su origen es poco convencional. Bob, que siempre se consideró a sí mismo un poeta antes que un músico, solía plasmar sus pensamientos y emociones en escritos líricos, a menudo llenando páginas con lo que él mismo describió como una especie de “vómito”. Su proceso creativo era como una catarsis, una forma de expresar sus sentimientos más profundos y sinceros.
En el caso de “Like a Rolling Stone”, Dylan dejó fluir su descontento y sus pensamientos en más de veinte páginas de prosa lírica. Lo que inicialmente surgió como una expresión de su “odio constante” evolucionó en algo mucho más poderoso y profundo. Dylan transformó su desahogo emocional en una canción que no solo capturaba su propio estado de ánimo, sino que también tocaba fibras universales de la experiencia humana.
Un largo desahogo que se volvió himno
En una entrevista con Marvin Bronstein, el artista declaró una vez: “[Estaba escribiendo] esta larga pieza de vómito, de 20 páginas, y de ella saqué ‘Like a Rolling Stone’ y la hice como un single. Nunca había escrito algo así antes, y de repente me vino a la mente que eso era lo que debía hacer… Después de escribir eso, no tenía interés en escribir una novela o una obra de teatro. Tenía demasiado, quería escribir canciones”.
El proceso de transformar ese desahogo en música no fue fácil, pero “Like a Rolling Stone” se convirtió en una obra atemporal que desafió las expectativas y abrió nuevos caminos en la música popular. La canción encapsula la esencia misma de la contracultura de los años 60 y el espíritu de cambio y rebeldía que marcó esa época.