Y hubo una noche que tocó Morrissey en Córdoba. Un paisaje del surrealismo o no, el británico nos tuvo en cuenta en su tour latinoamericano que comenzó hace poco más de una semana en Viña del Mar, lo llevó por Santiago de Chile y Mendoza, y ahora se dirige hacia Rosario y Buenos Aires.
Con una puntualidad que a nuestros ojos pareciera exagerada, 21.32 el divo se subió al escenario. Como suponía que el anuncio de las 21.30 se refería al comienzo de Kristeen Young, llegué sobre la hora y estaban proyectando los videos de la fina selección de Moz. De repente se apagaron las luces y la gente se fue directamente contra las vallas, burlando cualquier tipo de organización. Pero Moz mismo había pedido que no se aplicara ningún tipo de seguridad contra la gente que se decida levantar e ir contra las vallas. Bueno, obviamente allá fuimos.
El tipo mantiene su voz intacta y con la potencia justa, sus manías típicas que se ven en los videos las realiza con su altanería irreprochable, su banda (trasvestida) que sonó excelente, su peculiar buen humor, su militarismo vegetariano tiene su lugar en el show, el cambio de camisas que ya genera expectativas, y con los actings que desarrolla te das cuenta que es tan irónico y hasta cómico a la vez. Todo tiene sentido.
Hablando de camisas, cuando arrojó la segunda camisa que usó (una blanca) luego de tocar “Let Me Kiss You” (del disco You Are The Quarry), y mientras se sucedía una reñida pelea en el público por dicho “pedazo de tela”, Moz dijo que quería decirnos algo y allá fue:
“Ustedes saben, por supuesto, sobre las Islas Malvinas. Todo el mundo sabe que pertenecen a Argentina. Asique, por favor, no le echen la culpa a los británicos. Nosotros sabemos que las Islas les pertenecen.”
Y así promediando el show, se vino una (casi) seguidilla de canciones de los Smiths, “Please, Please, Please Let Me Get What I Want“, “There Is A Light That Never Goes Out“, “Meat Is Murder” (con todo su respectivo ritual), “How Soon Is Now?” y luego más cerca del final sus canciones “Speedway“, “Ouija Board, Ouija Board” y el cierre con “One day Goodbye will be Farewell“.
Al fin nos tocó ver algo de calidad en el superdomo cordobés. Moz bromeaba que nos íbamos a ir a nuestras casas a escuchar discos de Michael Bublé, pero no, llegar a casa en un A6 luego de haberlo visto a el, mínimo te ponés a escuchar Viva Hate, o el que sea tu favorito.