Todo amante de la música tiene una canción sin la cual no podría vivir y, por supuesto, Thom Yorke no es la excepción a la regla. En 2008 el líder de Radiohead contó que durante su juventud grabó y envió algunos demos a diferentes disqueras con la intención de dar a conocer su arte y, si todo salía bien, poder llegar a algún acuerdo con un sello. Sin embargo la respuesta que recibió no fue la esperada.
“Dijeron: ‘Este tipo suena como Neil Young‘”, recordó Yorke, quien admitió no conocer por aquel entonces a su colega canadiense: “Pensé, ‘¿Quién es Neil Young?'”. Lejos de quedarse con la interrogante dándole vueltas por la cabeza, el inglés aprovechó uno de sus viajes a las tiendas de discos para hacerse con material de Young. Fue así como se topó con el disco de 1970, After The Gold Rush.
“Me enamoré inmediatamente de su música”, reconoció. “Tiene ese vibrato suave que nadie más tiene. Más que eso, fue su actitud hacia la forma en que componía las canciones. Siempre se trata de dejar lo que tengas en la cabeza en ese momento y ser completamente fiel a eso, sin importar lo que sea”.
Años después, ya establecido como un ícono del cuarto arte británico, Yorke tuvo la posibilidad de compartir un evento con Young en el que su ídolo le permitió “After The Gold Rush”, pista que Yorke incluyó en su listado de temas que se llevaría a una isla desierta, tal y como lo confirmó en su paso por Desert Island Discs de BBC Radio 4 en 2019.