Para 1967, The Beatles estaba en uno de los periodos más creativos de su carrera. Después de años de lanzar hit tras hit, la banda tenía más libertad para componer sin la presión de tener que “romper” los charts.
Fue en ese momento que John Lennon escribió “I Am The Walrus”, una de las canciones más peculiares y discutidas de la banda. Si bien la idea de John era lanzarla como single, tuvo que aceptar que el tema se convierta en el B-side de una canción que, para él, no tenía realmente sentido.
Ese tema era “Hello, Goodbye”, canción que se lanzó posteriormente a la muerte del manager de la banda Brian Epstein y que, al igual que “I Am The Walrus” formó parte del disco Magical Mystery Tour.
En una reciente publicación, que cuenta cómo la canción marcó esa diferencia de estilos a la hora de componer entre Lennon y McCartney, se citan fragmentos de una entrevista brindada por la asistente de Brian Epstein, Alistair Taylor, quien recuerda un encuentro con McCartney que podría haber disparado la creación de la famosa canción:
“Paul me llevó al comedor, donde tenía un maravilloso armonio tallado a mano. ‘Ven, siéntate en el otro extremo del armonio. Toca cualquier nota que quieras en el teclado. Yo haré lo mismo. Cada vez que grite una palabra, tú grita lo contrario y yo invento una melodía. Verás ver que hará música. […] ‘Negro’, empezó él. ‘Blanco’, contesté yo. ‘Sí’. ‘No’. ‘Bueno’. ‘Malo’. ‘Hola’. ‘Adiós’. Me pregunto si Paul realmente inventó la canción en el momento o si ya la tenía pensada”.
La simplicidad de la canción pareció gustarle a Paul: “’Hello, Goodbye’ fue una de mis canciones. Hay influencias de Géminis, los gemelos, la dualidad: hombre-mujer, blanco-negro, alto-bajo, correcto-incorrecto, arriba-abajo, hola-adiós. Fue una canción muy fácil de escribir. […] Yo defendía la parte más positiva. Tú dices adiós, yo digo hola. Tú dices para, yo digo sigue”, declaró el Beatle hace años.
Ya sea por la simpleza de la canción o porque su composición pasó a “segundo plano”, el hecho es que Lennon describió el tema como “tres minutos de contradicciones y yuxtaposiciones sin sentido”. Luego, ya en 1980 y en diálogo con David Sheff, afirmó: “Ese es otro McCartney. Un intento de escribir un single. No era una gran pieza. La mejor parte fue el final, que todos improvisamos en el estudio y yo toqué el piano”.
Más allá del enfrentamiento que pudo suponer, “Hello, Goodbye” sigue siendo uno de esos temas que nadie olvidará.