No caben dudas de que Ringo Starr fue un componente ideal y hasta necesario para que The Beatles llegaran a ser lo que fueron, incluso aunque él no se luciera en exceso detrás de la batería. Como reporta Far Out Magazine, “el rol que desempeñaba era el de proporcionar el mejor respaldo posible para lo que sea que requiera una melodía en particular, con poco o ningún deseo de llamar la atención sobre la tremenda cantidad de ritmo y sincronización que se necesita para lograrlo con precisión”. Es por esto que el músico inglés no era muy amante de los solos en su instrumento.
“Ringo nunca haría solos de batería”, recordó Paul McCartney en 1988. “Odiaba a los bateristas que hacían largos solos. Todos lo hicimos. Y cuando se unió a los Beatles, dijimos: ‘Ah, ¿qué hay de los solos de batería entonces?’, y él dijo: ‘¡Los odio!’. Dijimos: ‘¡Genial! ¡Te amamos!’. Por eso nunca los haría”. “Yo soy la base, y luego pongo un poco de brillo acá y allá… Si hay un vacío, quiero ser lo suficientemente bueno para llenarlo“, explicó Starr a principios de la década de 2000. “No soy bueno en las cosas técnicas. Soy un baterista excéntrico y básico con rellenos divertidos… porque realmente soy zurdo tocando un kit para diestros. No puedo tocar la batería por eso”.
Sin embargo, aún a pesar de su rechazo, hay una canción de los Fab Four que contiene un solo de batería de Starr: se trata de “The End”, el track que cierra el segundo lado de Abbey Road y que marcó la última ocasión en que los cuatro miembros grabaron juntos.
Para la ocasión, los compañeros de banda de Starr ya habían planeado intercambiar solos, pero fue necesario que ellos y el productor George Martin lo insinuaran para que Ringo ofreciera su propio aporte en solitario. Sin embargo, al final, el batero ni siquiera estaba tocando un solo, dado que la guitarra fuertemente distorsionada de Lennon estaba tocando notas mientras su colega estaba grabando, lo que se puede escuchar en la versión que apareció en Anthology 3.