Paul McCartney y John Lennon han sido de los cantantes y compositores más venerados de la música popular, pero esto no implica que ellos mismos no hayan tenido sus propios ídolos. Es sabido que Elvis Presley y Bob Dylan fueron algunos de sus héroes y grandes influencias, así como la música clásica fue parte fundamental de su formación. Así y todo, en las ocasiones en que a los dos se les ha preguntado por su cantante favorito no han dudado en su respuesta: Harry Nilsson.
Nilsson no solo era un admirador de los Fab Four sino que también llegó a forjar un vínculo personal con ellos. Una de las maneras en las que Lennon y McCartney llegaron a él y a su música fue a través de la particular versión que el estadounidense hizo de “You Can’t Do That” en la que reunía diversas canciones de The Beatles. Sobre cómo armó este singular cóver, incluido en el álbum Pandemonium Shadow Show (1967), el músico explicó: “Una vez estaba jugando con mi guitarra. Me topé con este acorde y parecía llevar a un millón de diferentes canciones. Me di cuenta cuántas canciones de The Beatles podían tocarse con este acorde, así que corrí a Wallach’s Music City en Sunset y alrededor de la medianoche, justo antes de que cerrara, compré el libro de canciones de The Beatles y terminé la canción esa noche”. Para ese disco también grabó una versión de “She’s Leaving Home”.
El vínculo musical entre Lennon, McCartney y Nilsson fue altamente duradero y atravesado por la admiración. Harry pasó tiempo con John en su conocido “Lost Weekend”: en ese periodo, el Beatle produjo el recordado álbum Pussy Cats.
Luego, la muerte de Lennon lo afectó profundamente y Nilsson moriría en 1994 de un infarto. Años más tarde, McCartney también expresaría su afecto por el músico al dirigirle una carta al hijo de Nilsson quien sufría de cáncer. En esa misiva no solo habló de su aprecio, sino también del estima que le tenía como músico.