El 6 de diciembre de 1968, “Sympathy for the Devil“, uno de los temas más conocidos y exitosos de toda la discografía de los Rolling Stones, vio la luz. Pero aunque hoy la canción es vista como uno de los tantos himnos de Mick Jagger y compañía, durante sus primeros meses de vida no fue así, sino que le generó a los ingleses muchas críticas de parte de los periodistas y del público en general por su letra, en la cual el cantante realiza una narración en primera persona como el mismo diablo, jugando con temas e imágenes satánicas.
Los Stones ya habían generado revuelo tiempo atrás con la publicación de su disco Their Satanic Majesties Request (“La solicitud de las majestades satánicas”), pero el asunto se exacerbó con el track. “Antes [del lanzamiento de la canción], éramos niños inocentes que se divertían”, recordó Keith Richards (vía Far Out Magazine). “Pero después, empezaron a decir: ‘Son malvados, son malvados’. Hay magos negros que piensan que actuamos como agentes desconocidos de Lucifer y otros que piensan que somos el mismísimo Lucifer”.
Más tarde, en 1995, Jagger continuó defendiendo su creación y, para eso, no dudó en disparar contra colegas y compatriotas suyos, a los cuales llamó “una tontería”. “Se involucró mucho con el festival realizado en Altamont en 1969, algo así como periodísticamente, etc”, admitió Jagger a Rolling Stone. “Había otras cosas que sucedían con ese tema además de Altamont”. “Lo mío en esta canción no fue la magia negra y todas estas tonterías sin sentido, como la banda de heavy metal Megadeth o cualquier otra cosa que vino después. Fue diferente a eso. Habíamos jugado con esas imágenes antes, que es Their Satanic Majesties Request, pero en realidad no se expresó con palabras”.
Jagger luego sostuvo: “El tema de las imágenes satánicas fue muy exagerado [por los periodistas]. Realmente no queríamos seguir ese camino. Y sentí que esa canción era suficiente. No queríamos hacer una carrera con eso. Pero las bandas hicieron eso, Jimmy Page, por ejemplo. Conocía a mucha gente a la que le gustaba [el influyente ocultista, místico, alquimista, escritor, poeta, pintor, alpinista y mago ceremonial inglés] Aleister Crowley. Lo que estoy diciendo es que no era lo que quise decir con la canción ‘Sympathy for the Devil’. Si la lees, no se trata de magia negra, per se”.