Hay una bisagra entre el suelo del escenario y el telón: unos mocasines amarillos aparecen en escena y el público descubre que son los zapatos de Goyo Degano. La Chinada es muy efusiva y corea “daleeeee baaaaandalos chinooooos”, con el mismo fanatismo que lleva un hincha a la cancha. Los cuerpos pegajosos, calientes, amontonados, esperan expectantes a que comience el show. Hay olor a tabaco armado y se escuchan latas de cerveza abrirse, segundos antes de que suceda el fin que convoca a todos en Niceto.
Suena “Veccar“, las luces violetas y azules bañan la canción. “En el aire” es el protagonista del encuentro. Sigue “El Verano”, último tema representado en formato de videoclip; la banda se encuentra puliendo detalles para lanzar en formato audiovisual “Dije tu nombre”. La ecuación de la noche es clave: Juan Ingaramo y Simón Poxyran son los soportes de una fecha que fue anunciada con más de un mes de anticipación. Las localidades están agotadas, 1200 personas presentes.
Los hermanos Saieg copan la ciudad de Buenos Aires. Simón abre el show con su obra prima solista, acompañado por Ezequiel Seidel y Luca Bocci. Juan, vocalista de Usted Señalémelo, es invitado a cantar “Rana Fénix” del álbum Nunca estuve acá. Pablo Vidal, saxofonista de El Kuelgue, es otro invitado de lujo. Ingaramo, referente del pop cordobés, luego de agotar entradas en La Tangente -al igual que sus colegas- toca nuevamente en capital Músico. Dedica “110” a quienes se enamoraron en un bondi, y cuenta que ese flash fue yendo a la Facultad de Derecho.
La venta de localidades para Niceto Club no fue indirecta. Bándalos Chinos realizó sorteos, regaló entradas, fijaron puntos de encuentro, y algunos con suerte pudieron obtener el último disco a modo de regalo. Mantuvieron una fluida comunicación con sus seguidores. Estuvieron activos en Instagram, Facebook y Twitter. Se rompió el mito de que para ver a un artista hay que pagar por él. Convirtieron la ansiedad del 19 de mayo en trabajo. Cien entradas quedaron, y cien entradas se compraron sin dar respiro a boletería.
El 19 se despidió con los acordes ochentosos de “Luna de miel“, de Virus. Flotaron globos amarillos y anaranjados, la calidez del momento abrazó varios corazones. Seis músicos hacen el saludo final, y los aplausos esta vez son con las manos en el aire.