Boom Boom Kid se presentó en Uruguay, por primera vez en este 2016, y sacó a relucir toda su energía en un toque lleno de emociones y mucho calor. La banda exhibió canciones de su vasto repertorio a lo largo de dos horas, con un frenético ritmo poco usual en una banda de más de quince años de trayectoria.
El toque comenzó con “¿Dónde están los poetas?“, cover de la clásica canción de la cantante María Elena Walsh, y desde ahí, desde el principio, de manera repentina, se pudo predecir cómo iba a ser el resto del show. No es muy habitual por estos lados presenciar bandas hardcore-punk que exhiban tanta emotividad sensible en sus letras, en las que el público grite y cante los versos y estribillos como si fuesen viejos himnos de la adolescencia o vigentes clásicos del rock. En su mayoría son letras de experiencias cotidianas de la vida en el barrio, historias de amor y desamor. Eso es muy valorable para una banda, sobre todo si se trata de un público relativamente maduro, que va desde los 25 hasta los 40 años de edad en promedio, que hizo catarsis a lo largo del espectáculo del que participó.
La propuesta musical de Boom Boom Kid es sencilla, pero absolutamente efectiva. La guitarra, el bajo, la batería y la voz estuvieron a la altura a lo largo del show, incluso en los momentos más movidos y pesados. La energía del frontman y líder de la banda, Carlos Rodríguez, motivó todo el tiempo al público y, al borde del descontrol, hubo gente que varias veces se subió al escenario a cantar con los músicos.
Cuando bandas del under uruguayo o de Europa y Estados Unidos tocan en Montevideo, no es tan habitual ver una apropiación del espectáculo por parte del público. Suele haber cierto pudor, cierta vergüenza, un levemente incómodo respeto hacia los músicos, y con Boom Boom Kid eso no sucede, quizás porque el público los conoce bien, o quizás porque la banda tiene de por sí esa impronta extrovertida y emocional.
Luego de dos horas de puro punk y hardcore, habiendo tocado canciones de sus cuatro discos de estudio y los temas más conocidos como la sentimental “Brick by Brick“, “Lo único feo es no tener por qué vivir“, la banda cerró el toque con “I Do“; que es una historia que mezcla la alegría y la tristeza, el español y el inglés, lo tranquilo y lo eufórico.