Un show de media hora en el Music Wins, bajo el sol de las cuatro de la tarde, no fue suficiente para los seguidores de La Femme que colmaron la pista de Niceto el lunes por la noche. Esta vez el tiempo y el espacio fueron más adecuados para disfrutar de sus ritmos bailables, e incluso muchos fans de Courtney Barnett que desconocían a los franceses fueron atrapados por sus movimientos y sonidos hipnóticos.
Los integrantes de La Femme tomaron sus puestos sobre el escenario: tres sintetizadores Nord idénticos, una guitarra, bajo y batería. Según sus palabras, la banda es un “sistema solar” en desplazamiento y ninguno cumple el rol de líder, aunque las voces principales y la interacción con el público están a cargo de Marlon Magnée y la bella Clémence Quélennec. Ellos logran un contrapunto ideal entre los versos monocordes, rápidos y graves (al estilo de Serge Gainsbourg) y las melodías suaves de la voz femenina (una Françoise Hardy del siglo XXI) construidas sobre los sonidos repetitivos y sintetizados del electropop.
Los contrastes y la fusión de ritmos e influencias son una de las marcas distintivas de estos músicos jóvenes que crecieron escuchando surf rock y punk en las playas de Biarritz (al menos Marlon y Sacha Got, los miembros fundadores) y que luego combinaron aquellos estilos con elementos de la chanson française de los años ’60, cold wave, pop y krautrock. En cuanto a sus letras, la barrera del idioma les permite jugar con un poco de humor negro que puede pasar desapercibido. Por ejemplo, canciones que aparentan ser alegres hablan sobre la guerra de Vietnam o sobre futuros post apocalípticos, mientras que Clémence susurra “vous allez mourir” (vas a morir) o canta sobre hongos y parásitos vaginales al tiempo que desfila con pasos sensuales por el frente del escenario.
La Femme continuó intercalando canciones de Psycho Tropical Berlin y Mystère, el disco que lanzaron en septiembre y que parece estar centrado en la angustia y el desamor en las relaciones posmodernas: “Où va le monde?” y “Elle ne t’aime pas” quizás fueron influidos por autores franceses contemporáneos como Eva Illouz o Alain Badiou. La banda se despidió con “Antitaxi”, aquel inicio detonante de su álbum debut.
La lista de Courtney Barnett fue similar al día anterior pero sumó canciones muy anheladas como “Canned Tomatoes” y “Avant Gardener” de su colección de EPs (2013) y “Three Packs A Day”, una pieza más reciente en la que declara su adicción al ramen. El sonido y el ambiente nocturno también le sentaron mejor que el festival multitudinario y admito que no tengo comentarios sobre el resto de la banda, porque mi atención se centró en su forma tan peculiar de tocar la guitarra y cantar con una media-sonrisa constante y contagiosa.
Los guitarristas zurdos ya de por sí son seres extraños (en un buen sentido) pero Courtney tiene además una técnica sorprendente: sin púa y con todos los dedos de la mano izquierda, alternando entre Telecaster y Jaguar, ejecuta microtiempos y desplazamientos entre notas que serían difíciles de traducir en una partitura. Es decir, por más que las canciones estén compuestas por tres o cuatro acordes principales, el control de la intensidad desde los pasajes más delicados hasta las explosiones distorsionadas las vuelve únicas, al igual que su forma despreocupada de cantar como si estuviese ensayando cada letra por primera vez.
Las canciones de su primer disco de larga duración, Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit, repasaron las historias breves de su vida cotidiana que en algunos puntos se alejan de sus primeras composiciones, con momentos más “serios” o “adultos” que de todas formas contienen situaciones absurdas. Sin embargo, podemos encontrar reflexiones propias de una nueva etapa en su vida (Jen, su pareja, la acompañó en ambas presentaciones filmando los shows con la misma mirada de admiración de sus fans).
Canciones como “Dead Fox” y “Pedestrian at Best” sonaron más potentes que en sus versiones de estudio, y en pocas palabras Courtney Barnett se despidió con “Nobody Really Cares If You Don’t Go to the Party” hasta la próxima vez. Esperemos que sea pronto.